Jóvenes dejan claro su escepticismo en la COP25
Más de 600 inversionistas exigen que los gobiernos aumenten sus recortes de emisiones de dióxido de carbono más allá de lo prometido
Martes 10 de diciembre de 2019, p. 26
Madrid. Los jóvenes y los niños tomaron la palabra ayer en la cumbre del clima que se desarrolla en Madrid (COP25), para llamar la atención de los adultos
y los poderosos
ante el gran reto que implica la lucha contra el calentamiento global, justo en la semana en que se definirán los compromisos de las delegaciones de 196 países para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Greta Thunberg, la joven activista sueca de Fridays for Future (Viernes por el Futuro), y la portavoz de la plataforma en Alemania, Luisa Neubauer, destacaron la lucha contra el cambio climático de los pueblos indígenas.
Dejen de actuar como niños irresponsables y afronten ya el reto del cambio climático que está matando pueblos enteros y amenaza con arrebatarnos el futuro
, advirtieron los jóvenes en la COP25.
Gran parte de la atracción mediática recayó en Thunberg, la activista de 16 años que se dedica de tiempo completo a la lucha contra el cambio climático y que adonde quiera que va es seguida de numerosos periodistas.
Así ocurrió en un acto de Fridays for Future, la plataforma de menores de edad que se ha convertido en uno de los principales contrapesos de los intereses empresariales y políticos que se niegan a actuar contra el cambio climático.
En un acto organizado por el Fondo de la Organización de Naciones Unidas para la Protección de los Derechos de la Infancia se reunieron cinco adolescentes con cinco adultos que tienen altas responsabilidades en sus respectivos países, y se escuchó con fuerza el mensaje de esta generación para defender su futuro al asegurar que a quienes más afecta el cambio climático es a los niños, ya que se calcula que medio billón de menores viven en zonas afectadas.
Theo, de Irlanda, fue el primero en tomar la palabra: No me convertí en activista por placer, sino por obligación. Porque me preocupa el planeta. Así que en realidad estoy triste de estar aquí y preguntar a ustedes, que tienen responsabilidades, si les importa, como a mí, que las mismas empresas que destruyen el planeta tengan un trato VIP en esta cumbre y que estén al frente de las negociaciones para la redacción de las conclusiones mientras el mundo arde y en pueblos pequeños, como el mío, ya sentimos los efectos del cambio climático, y los adultos actúan como niños irresponsables. Prometen mucho y en realidad no hacen nada
.
Pablo, de Granada, España, añadió: Por favor, escúchennos y tómennos en serio. Si queremos lograr un cambio de fondo lo primero que tienen que hacer es preocuparse más por un cambio de raíz en la educación
.
Camila, mexicana de 17 años, reclamó herramientas e información reales y útiles para enfrentarnos a este gran reto, pero necesitamos seriedad de su parte, que dejen de mirar a otro lado y asuman un compromiso que nosotros como generación ya tenemos
.
En otro acto de la COP25, Thunberg y Neubauer aprovecharon la atención mediática para que otros jóvenes contaran sus historias.
Thunberg insistió en que el cambio climático no es un problema del futuro. Es algo que ya está aquí, que ya está afectando sobre todo a pueblos indígenas y está provocando mucho sufrimiento
.
Al preguntarle por qué la resistencia indígena es tan relevante para ella, destacó que es increíblemente importante
escucharlos porque, a su juicio, están sufriendo y sus derechos son vulnerados en todo el mundo.
“Son afectados por el cambio climático más rápido que nadie y ellos –los indígenas– han mantenido el equilibrio de la Tierra durante miles de años”, por lo que, en su opinión, son importantes en este momento crucial
.
Tras su intervención, Thunberg dio paso a otros jóvenes de Chile, Filipinas, Islas Marshall, una reserva indígena de Estados Unidos, Rusia y Uganda, quienes evaluaron la situación climática y las distintas problemáticas en sus territorios.
Todos insistieron en que ven con escepticismo el supuesto compromiso de los países más poderosos y ricos –que son los que más contaminan– y observan con recelo que las empresas patrocinadoras de la COP25 sean precisamente las multinacionales energéticas.
Ángela Valenzuela, de Chile, habló de la situación excepcional de esta cumbre, que debería haberse desarrollado en su país, pero fue cancelada por el estallido social contra políticas del gobierno de Sebastián Piñera.
Hilda Flavia Nakabuye, de Uganda, subrayó que el continente africano es el que más está sufriendo por prolongadas sequías, incendios e inundaciones.
El encuentro ha puesto en evidencia la ausencia de compromiso de los grandes líderes por esta causa. A la COP25 no asistirá ninguno de los mandatarios de los países del G-20, salvo el caso español. Pese a todo, esta semana será decisiva, pues se inicia la fase de alto nivel
en la que se decidirán los objetivos y compromisos, sobre todo el relacionado con el artículo 6 del Acuerdo de París, que será el que regule el comercio de carbón.
Los negociadores han intercambiado varios borradores al respecto, pero con muchos puntos abiertos todavía, por lo que serán los ministros de Medio Ambiente –que empezarán a llegar hoy a la cumbre– quienes tratarán de cerrar los compromisos.
Además, deberá abordarse el tema de las contribuciones al Fondo Verde del Clima para los países en desarrollo, con la finalidad de garantizar el compromiso de 100 mil millones de dólares al año de las economías avanzadas para el próximo año en favor de los más vulnerables. Las aportaciones hasta el momento están muy lejos de esas cifras y las principales economías, como Estados Unidos, China y Rusia, son cada vez más críticos con este acuerdo.
En tanto, más de 600 inversionistas institucionales que gestionan un total de 37 billones de dólares en activos de clientes pidieron que los gobiernos redoblen sus esfuerzos contra el cambio climático.
Los inversionistas, que incluyen bancos, fondos de pensiones y aseguradoras, exigieron que se ponga fin al empleo de centrales térmicas de carbón en todo el mundo, la introducción de un precio significativo
a las emisiones de dióxido de carbono, el final de los subsidios a los combustibles fósiles y que los gobiernos aumenten sus recortes previstos de emisiones más allá de lo que han prometido en su mensaje a los países participantes en la COP25.