Este no es un homenaje, es un compromiso con sus batallas
, expresó la actriz Ofelia Medina
Lunes 9 de diciembre de 2019, p. 7
Guadalajara, Jal., El pintor Francisco Toledo, fallecido en septiembre pasado, se apareció en poesía, en música, en maíz, pero no en imagen, porque la familia pidió que no hubiera nada que demostrara algo que pudiera ser considerado vanidad
.
Sin cara, sin pinturas, sin chapulines, sin cocodrilos, sin murciélagos, sólo en palabras, Toledo iluminó el foro de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara en su jornada final, con un memorial y recital de poesía titulado Lenguas de la Madre Tierra.
El maestro nunca aceptó un homenaje, por eso este no es un homenaje, es un compromiso con sus luchas. Él luchó por la vida, por el arte, por el cultivo, por el maíz, el amaranto, el frijol, la milpa, que son la vida. Y ese es nuestro compromiso. Maestro, te recordamos, estás en nuestra memoria, y cuidaremos las lenguas originarias y el maíz como nos enseñaste. Gracias, Francisco Toledo
, dijo Ofelia Medina, quien coordinó la emotiva presentación.
La ceremonia reunió poesía en guaraní, wixárika, zoque, totonaca y otras lenguas originarias de escritores indígenas paraguayos, colombianos y mexicanos, como Briceida Cuevas Cob, Susy Delgado, Vicenta María Siosi, Mikeas Sánchez, Manuel Espinosa Sainos, Francisco Antonio León Cuervo y Angélica Ortiz (Aitsarika).
En la traducción a cada estrofa leída en lengua indígena estuvieron, además de Medina, sus compañeros actores Dolores Heredia y Manuel Ojeda, este último, conmovido ante la figura del homenajeado que nunca quiso tributos, y agradecido por la invitación de la coordinadora para recordar a este importantísimo hombre
.
La presentación se inició con una procesión de poetas y actores que ingresaron al foro con música de la banda de San Blas de Atempa, del istmo de Tehuantepec, cuyo director, Raziel Orozco, expresó en zapoteco, que se trataba de melodías que en un momento el maestro, quien dejó un legado cultural tan importante para el estado de Oaxaca y para México, disfrutó en vida
.
En el foro estaba ya instalada la agrupación de música prehispánica Huehuecuícatl, con sonajas, maderos, tambores, que serviría de fondo musical para la lectura poética, que privilegió la importancia de la naturaleza, de la madre Tie-rra, la herencia centenaria arrasada por la llegada del español como idioma obligado, el orgullo indígena para preservar su cultura, su voz propia para hablar con sus dioses, para no convertirse en salvajes que saben usar cuchara
tras ser interlocutores de sus deidades, chamanes, respetables hombres entre los suyos.
El poeta Manuel Espinosa Sainos, de Ixtepec, Puebla, conmovió a la numerosa audiencia que acudió al llamado de la madre Tierra.
Frases como: Parece que todos los caminos conducen al olvido
, La abundancia es la voz de una promesa que miente
, Parece que en vano hemos vivido, rascando la pared que nos divide
, ¿Cómo decirle a mis muertos que esa tierra ya no les pertenece?
y La avaricia es un gusano que engulle el cordón umbilical
, cimbraron al auditorio y arrasaron los ojos de no pocos asistentes, ante el clamor indígena arrasado por la llegada del nuevo mundo
con su vasallaje y despojo a los habitantes originarios, tan presente 500 años después de la Conquista.
Aunque en general la lectura de poesía en lenguas indígenas tuvo un tema reivindicador, como el de queja permanente ante la injusticia del despojo, también sobresalió entre los siete escritores la poesía en zoque de la chiapaneca Mikeas Sánchez.
Mi abuela creía que sólo en zoque se podía hablar con el viento, por eso Jesucristo nunca la escuchó, por eso San Miguel Arcángel nunca la escuchó, porque nunca quiso aprender español para poder seguir hablando con sus dioses.
En la temática de los poemas, también destacó la metáfora de las flores y las abejas de la poeta maya Briceida Cuevas Cob, que fueron sacudidas por un remolino de viento que a unas les rompió los pétalos y a otras las alejó espantadas. No más remolinos que golpeen a las mujeres, a la flor
, dijo.
Para finalizar, y de nuevo con la banda de San Blas de Atempa que hizo improvisar un baile entre los asistentes, hubo reparto de mazorcas de maíz a cargo de actores, poetas y músicos entre el público para, según Ofelia Medina, rendir tributo a un Francisco Toledo que siempre defendió al maíz como dador de vida.