Opinión
Ver día anteriorDomingo 8 de diciembre de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
De nuestras jornadas

Subejercicio gubernamental

A

menos de que el gobernante y el equipo que lo acompaña tengan experiencia en la administración pública, su curva de aprendizaje –como llaman los comentaristas al periodo en que el gobernante y los suyos tardan en aprender cómo hacerlo– les puede tomar un tiempo considerable, incluso más allá del aceptable.

Se trata siempre de un tiempo valioso pues, por lo general, los problemas que aquejan a los gobernados son acuciantes y no admiten demoras, so pena de terminar en pérdidas cuantiosas, incluso de vidas humanas. Aun si se argumenta que el nuevo gobierno parte de paradigmas nuevos o se ha visto obligado a construir los suyos, un año es demasiado tiempo para aprender el arte de gobernar y administrar.

Este parece ser el caso del gobierno de Acapulco, pues cuando falta menos de un mes para que concluya el año, ha terminado menos de la tercera parte de las obras que se propuso, y pretende finalizar el resto en lo que falta de diciembre. Por supuesto, esto no significa que de ese restante 66 por ciento no hay avance alguno. De hecho, algunas de las obras no concluidas adelantan hasta 85 por ciento, según el secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, Armando Javier Salinas.

Pero, de cualquier modo, la exigencia de terminar antes de que finalice el año, si bien puede ser útil para no caer en subejercicio del presupuesto –falta grave en estos días–, también puede derivar en obras mal ejecutadas, deficientes y plagadas de vicios ocultos, como suele ocurrir en el sector público, debido precisamente al apremio de los plazos para ejecutarlas.

Esta prisa acaba costando más a los contribuyentes, pues una obra mal hecha debe rehacerse o arreglarse, como ocurrió, por ejemplo, con ese adefesio que Rubén Figueroa Alcocer construyó con sus amigos de ICA, que bautizó como vía rápida: nunca fue tal, sino todo lo contrario. La obra debió ser complementada por los gobiernos de Félix Salgado Macedonio y Evodio Velázquez Aguirre, para que su operación fuera un poco más aceptable, a un costo millonario que, por supuesto, pudo haberse evitado desde un principio.

De seguro el ayuntamiento está sometido a tremenda presión del gobierno central para que ejerza sus recursos, debido a las críticas que recibe un día sí y otro también por subejercicios muy parecidos en todo el país.