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Por la restitución del derecho colectivo
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n manto/ llanto? de tristeza recorre la Costa-Montaña de Guerrero. Cirino Plácido Valerio, fundador y líder moral de la policía comunitaria de Guerrero, incansable luchador social y defensor de los derechos indígenas falleció el 6 de diciembre, a los 61 años de edad, después de una larga batalla por la vida. Deja un gran vacío en un momento cuando voces como las suyas son indispensables para fortalecer la defensa de los pueblos indígenas y denunciar la impunidad, injusticias y racismo. Un hombre de gran inteligencia, generosidad y entrega a sus convicciones que vivió para servir a su gente, enfocado en lo que él consideró lo central en su lucha: la restitución del derecho colectivo para que sean los pueblos quienes se gobiernen y tomen sus decisiones con base en el ejercicio de la libre determinación y la autonomía.

Cirino Plácido Valerio, indígena tun’savi,–hombre recio y generoso, de gran talante y altura política, fue un promotor incansable de los derechos indígenas, un constructor de instituciones, un dirigente volcado a fortalecer los derechos colectivos y la exigencia de una relación de respeto y de no subordinación con el Estado–. Cirino fue fundador del Consejo Guerrerense 500 Años, integrante del Congreso Nacional Indígena (CNI), fundador de la Policía Comunitaria de Guerrero y de su coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PC); fundador del Consejo Indígena y Popular de Guerrero-Emiliano Zapata (Cipoeg-EZ) y luego de la CRAC-PC Pueblos fundadores. Actuó también como comisario municipal y comisariado ejidal, y principal de su comunidad Buena Vista. Promotor de marchas que cimbraron el país como la Marcha del color de la tierra, el 15 de octubre de 1992, puso en jaque el llamado Encuentro de dos mundos entre México y España; la marcha visibilizó a una población agraviada, negada y discriminada que exigía justicia.

Más adelante, como integrante del Consejo Guerrerense 500 años, participó en la marcha No están solos que se volcó a las calles para apoyar al levantamiento zapatista del primero de enero de 1994 y evitar su represión. Cirino fue uno de los promotores de la carta sellada por más de 210 autoridades agrarias y municipales de Guerrero que enviaron a la Comandancia del EZLN para solidarizarse con su lucha. La movilización zapatista y la lucha por la autonomía, tal como se expresaron en los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, inspiraron la lucha de Cirino como de muchos otros dirigentes indígenas integrantes del CNI. Cirino Plácido se dedicó a poner en práctica el ejercicio de ese derecho colectivo en su región por medio de su participación comprometida en la policía comunitaria de Guerrero de quien fue uno de sus dirigentes emblemáticos. Ocupó el cargo de coordinador y consejero de la policía comunitaria y apostó sistemáticamente a poner en práctica el principio de mandar obedeciendo y del trato digno. El sistema integral de seguridad y justicia de la Policía Comunitaria (CRAC-PC), que él, junto con muchos otros, contribuyó a construir, trajo dignidad y fuerza a las comunidades indígenas de la Costa-Montaña de Guerrero, consiguiendo el gran logro de garantizar la paz social en un amplio territorio con base en sus propios sistemas normativos y sus instituciones. Para Cirino Plácido, tanto la Policía Comunitaria como la CRAC, como órgano que administra justicia, siempre debían estar bajo el control de los pueblos y sus asambleas. En sus propias palabras, el sistema: “… es un proyecto político colectivo que puso en alto el nombre de los pueblos que lo fundaron, es un poder colectivo que tiene calidad moral, que busca restituir el derecho colectivo y restablecer el estado de derecho en la práctica, donde se busca que prevalezca la razón y no la fuerza en seguridad y justicia con sentido común y respeto”. Cirino estaba muy consciente de la habilidad de los pueblos que fundaron el sistema comunitario en una tierra marcada por la violencia: tierra de caciques, pistoleros, un pueblo que ha puesto todo, que ha sido reprimido, pero que ha utilizado la inteligencia de trabajar; 17 años de perseguir la delincuencia y 17 años de ser perseguidos. La gran hazaña del sistema comunitario de la CRAC-PC fue justamente activar una justicia distinta, que no discrimine ni imponga la voluntad del poderoso, una justicia que se hable en la propia lengua y parta de los valores y costumbres de la gente para resolver los problemas y atender al más pobre; una justicia transformadora y no punitiva que pone en el centro a las víctimas y da oportunidad a quienes cometieron el agravio de reducarse. Tales esfuerzos involucran un modelo de democracia participativa que ha inspirado la emergencia de policías comunitarias en diferentes regiones del estado y más allá. Por ello la Policía Comunitaria de Guerrero consiguió gran reconocimiento a escala nacional e internacional, y sobre todo una fuerte legitimidad entre las comunidades que la integran.

Por esta razón, para Cirino Plácido fue muy difícil superar la crisis de la policía comunitaria cuando en 2013 vivió un cisma que la fracturó y excluyó del sistema a varios de los fundadores, incluido el propio Cirino. Para él esto significó un cambio profundo en la forma del gobierno comunitario porque, en sus palabras: se impuso un control vertical de grupos por encima de las comunidades, se debilitaron las asambleas regionales, generándose un desvío de poder con consecuencias muy graves. A pesar de linchamientos mediáticos y graves acusaciones que tuvo que enfrentar y que buscaron difamarlo, Cirino no le apostó a la confrontación ni a la venganza; apeló al dialogo y a buscar las estrategias para recomponer y restituir el derecho colectivo a los pueblos. Finalmente, para Cirino son los pueblos quienes deben recuperar las riendas del sistema comunitario, lo que resulta urgente para hacer un contrapeso al incremento de la violencia, la impunidad y la presencia del crimen organizado que llegó también a la región.

Tuve el honor de conocer a Cirino y su familia a lo largo de casi 20 años y constatar su gran liderazgo y compromiso con su proyecto y los pueblos indígenas. Sus aportes a la construcción de la paz en Guerrero tan gravemente herido de violencia serán reconocidos por propios y extraños. Lamentablemente su voz ya no será escuchada, pero sus ideas seguirán inspirando a nuevas generaciones de luchadores por la dignidad de los pueblos.

Adiós a Cirino Plácido Valerio, dirigente indígena de Guerrero.

* CIESAS