Bagdad. Miles de iraquíes volvieron a salir a las calles ayer para protestar contra el gobierno y su aliado iraní, después que un grupo armado mató a 20 personas e hirió a cientos en Bagdad, lo que hace temer una escalada de la violencia.

Los manifestantes acudieron ayer a la plaza Tahrir, epicentro de la protesta en la capital, y a las calles en las ciudades del sur, para reclamar la caída de todo el sistema, a pesar del gran despliegue policial.

Por la noche, una manifestante dijo que temía más violencia. Sin embargo, decidió protestar pese a lo que ya se conoce como la matanza de Senek, por el nombre del puente cercano a la plaza Tahrir en la capital donde ocurrió la matanza.

El viernes por la noche, hombres armados no identificados atacaron un estacionamiento de varias plantas que ocupaban los manifestantes en las inmediaciones del puente Senek. Murieron 20 manifestantes y un centenar de persona resultaron heridas, de acuerdo un último balance de fuentes médicas. El caos de los disparos, que fue difundido en las redes sociales, continuó durante varias horas hasta entrada la madrugada.

Las fuerzas de seguridad estaban a un kilómetro de allí y no hicieron nada, afirmó un médico a la Afp.

En dos meses de protestas, unas 445 personas han muerto y 20 mil resultaron heridas, según un balance de la Afp.

Para la organización pro derechos humanos Amnistía Internacional, el ataque bien coordinado de varios hombres fuertemente armados y a bordo de un largo convoy de vehículos abre graves interrogantes sobre cómo pudieron atravesar los controles en Bagdad y cometer tal matanza.

Después de la estos hechos, un dron lanzó al amanecer un mortero contra la casa del líder chiíta Moqtada Sadr, un ataque que podría desencadenar una guerra civil, advirtió su vocero, Salah al Obeidi, quien pidió al mismo tiempo moderación. Moqtada Sadr, quien no estaba en su domicilio, fue el primero que reclamó la salida del gobierno de Adel Abdel Mahdi, cuya dimisión fue aceptada el primero de diciembre por el Parlamento.