Bagdad. El Parlamento aceptó ayer la dimisión del gobierno del primer ministro de Irak, Adel Abdel Mahdi, en una jornada de duelo por los 400 muertos que dejaron durante el último mes enfrentamientos en las manifestaciones, incluso en las regiones sunitas que han quedado al margen de las protestas.

El jefe del Parlamento, Mohamed al Halbusi, pidió al presidente Barham Salih nombrar un nuevo primer ministro. La Constitución requiere que el bloque mayoritario del Congreso nombre a un candidato para este cargo en 15 días.

Abdel Mahdi anunció el viernes su dimisión, luego de que el gran ayatola Alí Sistani, mayor autoridad chiíta del país, exigió su remplazo tras dos meses de protestas, que continuaron ayer y han dejado más de 420 muertos y 15 mil heridos.

Las provincias sunitas, recuperadas de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) hace dos años, se han mantenido al margen del movimiento de protesta.

Los manifestantes buscan poner fin al sistema político concebido por Estados Unidos desde la invasión y guerra de 2003 y el derrocamiento de Sadam Husein, y se oponen a la creciente influencia del vecino Irán. También reclaman una nueva Constitución y sobre todo una renovación total de la clase política, considerada corrupta.

Por otro lado, el acuerdo de alto el fuego en la región de Idlib, en el noroeste de Siria, se vio debilitado por dos días de enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y facciones yihadistas y rebeldes que dejaron unos 70 muertos.

Estos enfrentamientos provocaron la muerte de 36 miembros del ejército sirio y de 33 combatientes en el campo adverso, de acuerdo con el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, organismo opositor al gobierno que tiene sede en Londres.