La actividad económica todavía presenta estancamiento y la desaceleración ha sido superior a la prevista, profundizada por la incertidumbre sobre factores internos relacionados con la forma de gobernar, el subejercicio del gasto público y la situación de Pemex, señaló la junta de gobierno del Banco de México (BdeM). En la minuta de su más reciente reunión de política monetaria detalla también los factores externos que causan incertidumbre, entre ellos el proceso de ratificación del T-MEC en Estados Unidos y Canadá.

Sin embargo, la mayoría de sus integrantes enfatizó en que persisten riesgos como la reducción de la calificación crediticia soberana y la de Pemex, que podrían afectar el desempeño de los activos financieros de nuestro país.

En este contexto, la junta expresó la importancia de adoptar medidas que propicien un ambiente de confianza y certidumbre para la inversión, una mayor productividad y que se consoliden sosteniblemente las finanzas públicas, por lo que es necesario reforzar las perspectivas crediticias soberana y de Pemex, además de cumplir con las metas fiscales de 2019, los objetivos del paquete económico 2020, fortalecer el estado de derecho, abatir la corrupción y combatir la inseguridad.

En la reunión se destacó el debilitamiento del consumo y el sector industrial, la atonía de la inversión, el estancamiento en las actividades terciarias, como son los servicios, y la significativa reducción en el ritmo de generación de empleos formales.

En contraste, se citó el comportamiento positivo de las actividades primarias, como la agricultura.

La mayoría en la junta espera que el crecimiento del PIB para este y el próximo año sea menor al publicado en el informe trimestral abril-junio 2019, como lo ajustó ayer el BdeM, al reducir su estimación para 2019 de un intervalo de 0.2 y 0.7 por ciento a uno de -0.2 y 0.2 por ciento.

Para 2020 el banco central bajó su pronóstico de crecimiento económico de un rango de entre 1.5 y 2.5 por ciento a uno de 0.8 y 1.8 por ciento.

Como resultado, la mayoría de los miembros mencionó que el balance de riesgos para el crecimiento continúa sesgado a la baja.

Respecto a la inflación, se señaló que se ha mantenido estable y se ubica alrededor del objetivo, en gran parte por el comportamiento del componente no subyacente, que incluye los precios más volátiles y que ha mantenido bajos niveles ante las menores tasas de variación en los precios de los energéticos y de los productos agropecuarios.

En contraste, el componente subyacente (que no incluye los precios más volátiles como energéticos y agropecuarios) ha conservado niveles altos, quizás por presión de los salarios.

Dos integrantes de la junta, Gerardo Esquivel y Jonathan Heath, votaron a favor de reducir la tasa de referencia a 7.25 por ciento al argumentar que la inflación general se ha comportado mejor a lo previsto, la actividad económica continúa estancada y se ha generado una moderación en los riesgos internos y externos.

Sin embargo, la mayoría decidió disminuir en 25 puntos porcentuales el objetivo de la tasa de interés Interbancaria a un día a un nivel de 7.50 por ciento.