Jueves 28 de noviembre de 2019, p. 2
Madrid. Científicos del Instituto de Investigación Clínica de Montreal (Canadá) identificaron una manera de frustrar la infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH)en sus primeras etapas.
Según publican en Cell Reports, administrar una proteína a unos ratones durante los primeros momentos de la entrada del virus en el organismo evita su desarrollo posterior.
Contra la creencia popular, el VIH no se transmite tan fácilmente
, recordó Éric Cohen, autor principal del estudio. Una vez transmitido, no se propaga inmediatamente en el cuerpo. De inicio, tiene que multiplicarse localmente, sobre todo en los tejidos genitales. Después, se extiende. La expansión local ofrece una ventana muy breve de vulnerabilidad antes de que se establezca una infección sistémica.
El VIH ataca y debilita las defensas del cuerpo, y la persona infectada se vuelve susceptible a la más mínima infección. La respuesta inmunitaria es como una lucha armada: un enemigo se infiltra y el cuerpo se defiende. Los virus son los intrusos, y los glóbulos blancos son soldados que intentan mantener el fuerte
. Estos últimos están equipados con sus unidades de infantería: linfocitos, fagocitos, granulocitos y otros.
El grupo de fagocitos tiene una unidad aún más especializada conocida como células dendríticas plasmocitoides (PDC), que redondeada patrullan el cuerpo, especializándose en la detección de patógenos y en orquestar la respuesta antiviral.
En otras palabras, son los que ponen en marcha todo el proceso de defensa. Cuando detectan una amenaza, cambian de forma y desarrollan protuberancias llamadas dendritas. Además, comienzan a producir grandes cantidades de interferón, proteína que desencadena un estado de resistencia a la infección en otras células.
Tan pronto como llega al organismo, el VIH expulsa a los PDC del camino y les impide denunciar su presencia. El virus no parece matarlos, pero los hace desaparecer de manera que aún no se comprende. La pérdida de esas células en el lugar de la infección y en otras partes del cuerpo ayuda a establecer la infección
, explicó Tram Pham, otro de los autores de la investigación.
Estimulan producción de PDC
Teniendo en cuenta lo que el VIH hace a las PDC, los investigadores se preguntaron qué pasaría si se aumentaran sus niveles y su función tanto antes como durante la infección. Entonces, utilizaron una proteína conocida como FLT3 para estimular la producción de esas células a partir de la médula ósea de ratones, diseñados para tener un sistema inmunológico humano. En consecuencia, el virus se comporta como lo haría en una persona.
La administración de esta proteína mantuvo altos niveles de PDC en estos ratones y produjo algunos resultados sorprendentes: se redujo el número inicial de animales infectados; se alargó el tiempo necesario para que el virus fuera detectable en la sangre; y la cantidad del microorganismo en la sangre, también conocida como viremia, disminuyó significativamente. En concreto, observaron una disminución de hasta 100 veces esa infección.