16 de noviembre de 2019
• Número 146
• Suplemento Informativo de La Jornada
• Directora General: Carmen Lira Saade
• Director Fundador: Carlos Payán Velver
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Territorios Productivos
Marcelo Chan Presidente de la Cooperativa U Lool Che
La apicultura es una actividad económica central en la vida de miles de familias mayas de la Península de Yucatán. Con base en el manejo de sus apiarios y la conservación de la selva producen una de las mieles de mejor calidad en el mundo. Sin embargo, debido a procesos de deforestación por el avance de la agroindustria, el turismo y la urbanización, así como por la contaminación por el uso indiscriminado de agroquímicos, las poblaciones de abejas y su productividad han caído drásticamente en años recientes y está actividad milenaria se encuentra amenazada.
En el municipio de José María Morelos, en Quintana Roo, un grupo de productores apícolas decidió unirse para conformar una cooperativa de producción de miel y de está forma lograr mejores precios en la venta de su producción, además de contar con capacitaciones, acompañamiento técnico y abasto de insumos a menor costo.
Los productores campesinos organizados tienen mayores posibilidades de comercializar su producción a mejores precios y resistir épocas de crisis como temporadas de baja productividad, periodos de caídas extremas de precios y acceso a financiamiento para equipar de mejor forma sus sistemas productivos.
El nombre de su cooperativa de producción de miel es U Lool Che, que traducido del maya al español significa “flor de árbol”. “De las flores de los árboles de la selva se alimentan las abejas de nuestros apiarios, por eso es muy importante conservar el monte”, comenta Marcelo Chan Mo, presidente de U Lool Che.
Explica que su misión es ser una cooperativa sustentable, independiente económicamente e incluyente, “por eso nuestra meta es seguir protegiendo el territorio, las selvas altas y bajas de nuestra región enclavada en la zona maya del estado de Quintana Roo”.
“La apicultura y la meliponicultura son nuestros medios de vida y el bienestar de muchas familias de la península”, pero el avance de la agroindustria ha mermado su producción. Un caso ejemplar ocurrió en el verano del 2018, cuando un empresario originario de Yucatán ordenó actividades de fumigación en su terreno, un chilar cercano a los apiarios de la zona, con fipronil, un químico mortal para las abejas, que provocó la muerte de millones de polinizadores, la pérdida de colmenas y el impacto económico para varios hogares que viven de la producción de miel.
Se trató de dos fumigaciones, en la primera se perdieron 357 colmenas en 18 apiarios localizados en el Ejido Candelaria I. Las pérdidas por esta fumigación se calcularon en dos millones 300 mil pesos. En la segunda fumigación, se afectaron entre 500 y 700 colmenas. Este acontecimiento que dejó a la deriva a decenas de familias de apicultores en José María Morelos, muchos de ellos socios de U Lool Che.
Además de la pérdida de sus abejas, cera y miel, los apicultores tuvieron que enfrentar la negligencia de las autoridades a la hora de denunciar el hecho. Las autoridades se negaban siquiera a levantarles la denuncia, alegando erróneamente que matar abejas no es un delito y que ellos no tenían competencia en delitos ambientales. Por su parte, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) tampoco quiso intervenir, argumentando que el caso se trataba de un delito patrimonial y no ambiental.
Luego de que el caso se difundiera en medios de comunicación, las autoridades estatales accedieron a negociar con los afectados y el dueño del chilar. Al final, con la presión de las autoridades, los apicultores se vieron obligados a aceptar una compensación por debajo de las pérdidas. Sin embargo, estos casos de fumigaciones aéreas y cambios de uso de suelo ilegales que afectan severamente a la producción apícola son recurrentes en la Península.
Los apicultores saben que sin selva no hay abejas y sin abejas no hay miel ni polinización, por eso los integrantes de U Lool Che decidieron integrarse en la Alianza Maya por las Abejas, Kaabnaaloon, que es una plataforma de incidencia para la protección y fomento de la apicultura y meliponicultura en la península de Yucatán.
Las organizaciones aliadas de Kaabnaaloon tienen presencia en 140 comunidades de los tres estados de la Península y están vinculadas directamente a la apicultura y a la meliponicultura. “Exigimos que se reconozca la importancia estratégica de la apicultura y la meliponicultura en los ámbitos social, ambiental, económico y cultural”, resalta Marcelo Chan.
Plantea que el país debe avanzar claramente en la formulación de una política para el fomento y la protección de la abeja, el apicultor y el territorio comunitario. Para ello, indica que “es necesario prohibir el uso de plaguicidas, para proteger a las abejas y a la salud de las personas y de los territorios; asimismo, hay que poner un alto a la deforestación, asegurar esquemas de comercio justo de la miel y aumentar el consumo nacional de este importante alimento”.
Ser un apicultor maya va más allá de producir miel, porque “las actividades de las cooperativas productoras y acopiadoras de miel orgánica en Yucatán, Campeche y Quintana Roo, contribuyen a evitar los estragos del cambio climático y a la conservación de la biodiversidad”.
Destaca que los socios de U Lool Che conservan más de 6 mil 240 hectáreas de área forestal y paisaje milpero, “porque ahí se alimentan nuestras abejas. Contamos con 208 apiarios de 79 socias y socios en el municipio de José María Morelos”.
Prácticamente toda la producción de la cooperativa es orgánica, y ello implica que no se utilicen agroquímicos en la producción agrícola en dónde pecorean las abejas de los socios, tampoco utilizan productos químicos en el manejo de sus colmenas. Sin embargo, los apicultores no pueden controlar todo lo que ocurre en su entorno y las fumigaciones y malas prácticas de otros actores como los agroindustriales que rentan tierras para la producción agrícola con altas cantidades de pesticidas y fertilizantes químicos los afectan severamente.
Marcelo Chan lamenta que los programas de apoyos a la producción agropecuaria privilegien a los grandes productores, que gastan grandes cantidades de agua y utilizan agroquímicos y pesticidas altamente tóxicos, en vez de impulsar la apicultura que contribuye de forma eficaz a la conservación de la selva y la biodiversidad que alberga.
Señala que, si se pierden estas oportunidades de emprender un proyecto productivo tan noble como la apicultura, en la que participa toda la familia y que les genera ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas, la gente se verá obligada a emigrar de su tierra, a insertarse en puestos de trabajo en las zonas turísticas donde son discriminados y pierden su identidad cultural. Se alejan de sus familias y se rompe el tejido social.
El dirigente de la cooperativa U Lool Che asegura que el fortalecimiento de la apicultura maya es una forma de defender el territorio, el medio ambiente, la cultura y los medios de vida de las familias, “por eso exigimos que se de impulso a esta actividad y prohíban todas aquellas acciones que vulneran a las abejas”. •
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