16 de noviembre de 2019
• Número 146
• Suplemento Informativo de La Jornada
• Directora General: Carmen Lira Saade
• Director Fundador: Carlos Payán Velver
|
Café
Lorena Paz Paredes
Durante los primeros cuatro meses del 2019, las organizaciones de la CNOC apreciaban que en la actual Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) seguía dominando la visión y los intereses de las grandes empresas trasnacionales como la Nestlé, y que no acababan de precisarse las nuevas políticas cafetaleras, ni el esperanzador cambio de rumbo respecto del pasado neoliberal.
En parte porque la Nestlé estaba orquestando un plan para aumentar la producción de café robusta, de menor precio y calidad que las variedades arábigas, que son las que siembran mayoritariamente los campesinos mexicanos, y dominar así el consumo nacional con su café soluble, elaborado con cafés robustas, mezclas de arábigos naturales, desmanches, azúcar y saborizantes. Y quería que el gobierno subsidiara la producción de 5 millones de quintales de este grano, en 150 mil hectáreas, de manera que pudiera aprovisionarse sin riesgos por 3 o 4 años. ¿A cambio de qué? A cambio de comprarle sus cosechas a cientos de cafeticultores y de crear nuevos empleos, ya que anunció una magna inversión de 154 mil millones de dólares para ampliar su planta de café soluble en Veracruz, entidad en la que por cierto, se sembrarían 80 mil hectáreas con este grano.
Por si fuera poco, los funcionarios de la Sader Veracruz provocaron confusión al decir que había recursos para nuevas plantaciones, y que el 80% de los cafetaleros de la entidad estaban de acuerdo en sembrar robusta. Lo cual es falso, como en su momento aclaró Cirilo Elotlán, del Consejo del Café de Coatepec, aunque tal noticia se difundió en diarios estatales y nacionales.
Los cafetaleros organizados en la Coalición Nacional de Organizaciones de Productores de Café, Conaprocafé, que reúne a varias agrupaciones del sector como la UGOCEP, la REDOSOC, la CCC, la CIOAC-JDL, el Barzón, FAOCC y la CNOC, entre otras, no estaban de acuerdo y se movilizaron, porque este proyecto provocaría sobreproducción y bajos precios y le exigieron al gobierno de la 4T que no se dejara chantajear por esta trasnacional y en cambio atendiera las necesidades del sector productor y sus propuestas para salir de la crisis de bajos precios y reactivar la cafeticultura nacional. Finalmente, el gobierno federal prometió no embarcarse en ese proyecto. No obstante en abril, mediante el programa “Sembrando Vida” de la Secretaría del Bienestar Social, se tenían 7,500 hectáreas para café robusta en el Soconusco, Chiapas, con árboles de sombra, en el proyecto de reforestación. Se argumentó que con esto se dejaría de importar este grano aromático y la Néstlé podría abastecerse en el país de parte de sus requerimientos.
Según los productores de la CNOC y la CEPCO, aunque sea una extensión mucho menor, es riesgosa, pues “aunque nos dicen que los robustas y los suaves o arábigas, no compiten por ser plantaciones de alturas diferentes, sí compiten por los precios y nos van a empobrecer. No queremos una política de robustización en México”.
Plagas a la alza, precios y producción a la baja
En México viven del café más de 500 mil pequeños productores, la mayoría indígenas de 25 grupos étnicos, además de millones de familias jornaleras que se emplean en la temporada de corte. Después del maíz es el cultivo que más gente del campo involucra. Pero desde hace cinco años ha decaído la producción a causa del hongo de la roya, que apenas empieza a controlarse. Además los cafeticultores sufren una crisis de bajos precios, y por eso muchos han tenido que abandonar sus tierras y buscar la vida en otro lado.
En los ciclos 2015 y 2016, la enfermedad de la roya se ensañó en los cafetales y la producción nacional se desplomó a 2.2 millones de sacos de café (de 60 kilos), cuando el promedio anterior había sido de 4.5 millones. Gracias al esfuerzo de los productores por renovar sus plantaciones, este ciclo se espera un aumento similar. Pero ahora que habrá café no hay precio.
De 2017 a 2018 las cotizaciones se desplomaron en 40%, es decir que en la última cosecha, el quintal de café se pagó apenas a $1500, cuando en el ciclo anterior llegó a valer $2600. La CNOC advirtió que si los precios seguían a la baja, los productores no recibirían ni el 50% de un ingreso remunerador de sus costos. Lo que ya es mucho decir. Y como el café es un grano atado a las cotizaciones internacionales, también se alertó de que si en la Bolsa de valores de Nueva York el precio de referencia llegaba a menos de 120 dólares las 100 libras, sería necesario compensar con recursos adicionales a los productores para que se animaran a cosechar en el siguiente ciclo. Por lo pronto los precios están perfilándose en 97 dólares las 100 libras, y con el incremento en la producción mundial de robustas puede tirarse hasta 72 dólares.
Compensación a los productores
En el actual organismo rector de la cafeticultura, el Sistema Producto Café Nacional, cuya figura jurídica es la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café A.C. (Amecafé), se maneja un fondo compensatorio creado con aportaciones de los productores. Y a decir de la CNOC, para resistir el mal momento, este Fondo (FIRCAFÉ) tendría que devolver recursos a los productores aportantes en compensación de la caída de las cotizaciones, pero también debería hacerlo el gobierno, pues la tendencia a la baja seguirá hasta el próximo ciclo.
En el 2018 el FIRCAFE contaba con 975 millones de pesos de 320 mil productores aportantes, montos muy pequeños cada uno. Hasta julio del 2019, había entregado 520 mil millones de pesos a 110 mil productores.
Ante el bajón de precios –que empezó por el 2017- se pidió al gobierno federal que contribuyera con 1800 millones de pesos de recursos fiscales para compensar al productor e incentivar la cosecha 2018-2019.
En el año que corre, la predicción se cumplió pues hubo sobreproducción mundial de café y los precios siguieron en el suelo.
'Qué pasó con la política cafetalera este año'
Antes los programas de fomento al café se manejaban desde la Sagarpa. Hoy intervienen dos Secretarías con criterios diferentes: la del Bienestar y la Sader.
La primera a través del programa ‘Sembrando Vida’ anunció que durante el sexenio apoyaría nuevas plantaciones de café en 200 mil hectáreas, empezando con 50 mil en 2019, y aportando un apoyo fiscal de 5 mil pesos mensuales a cada nuevo productor hasta completar los 60 mil pesos al año. Estimular nuevas plantaciones, a decir de la CNOC, también puede deprimir los precios. Los productores se preguntan si conviene saturar el mercado, dónde y cómo comercializar ese café y en qué lugar quedan las organizaciones de pequeños cafeticultores.
Por su lado la Subsecretaría de la Sader, a cargo Víctor Suárez Carrera, anunció que se darían entregas directas e individualizadas de recursos fiscales a cañeros y cafeticultores mediante el programa de Producción para el Bienestar por un monto de 1,200 millones de pesos, de los que le corresponderían 5 mil pesos a cada cafeticultor para la compra de planta, paquetes tecnológicos y pago de trabajo. Aparte, en la Subsecretaria Agricultura de la Sader hay un programa de asistencia técnica y recursos para la adquisición de despulpadoras.
Lo cual quiere decir que operan dos fuentes de recursos y de programas de apoyo a la cafeticultura, lo que no estaría nada mal si hubiera buena coordinación institucional, y si los criterios, padrones y mecanismos operativos en las regiones del café fueran los mismos. Pero por desgracia no ha sido así, y se han enredado padrones, lineamientos y operación.
Presupuestos, programas y desatinos en lo que va del 2019
En enero de este año los productores de Conaprocafé, CNOC, UNPC-CNC y el sistema Producto Café Nacional, acordaron con la Secretaría de Bienestar Social y la Sader, entre otras cosas, nombrar una comisión de organizaciones y los sistemas producto café estatales definir políticas cafetaleras, y caminar hacia la formación de un Instituto o Comisión Nacional del Café capaz de impulsar un desarrollo integral en beneficio de las familias campesinas.
Este año la Cámara de Diputados no incluyó un desagregado del presupuesto cafetalero. Pero la Sader anunció que se encargaría del Programa Integral de Atención al Café (PIAC) rebautizado ahora como Subicafé, (para mejorar productividad y calidad del café), al que se le asignaría el mismo presupuesto de años anteriores, 785 millones de pesos, y bajo el mismo esquema de dar el recurso a través de organizaciones y productores individuales.
En marzo se difundió la convocatoria del Subicafé, que incluía a productores y organizaciones. Muchas solicitudes se presentaron a través de sus agrupaciones. La Comisión de los productores y la Sader acordaron utilizar un padrón de hasta 250 mil beneficiarios para la dotación de los 5 mil pesos por productor, también se decidió conformar un grupo operativo que daría seguimiento al programa en las regiones cafetaleras.
A pesar de que en mayo ya había recursos y un padrón para el arranque, todo empezó a enredarse, pues desde la Coordinación Nacional de los Programas para el Bienestar Social, es decir desde la otra Secretaría, se establecieron nuevos lineamientos operativos, donde se asignaba facultades a los delegados federales y servidores de la nación para recibir solicitudes, validar beneficiarios y meterlos a un nuevo padrón de Bienestar Social. Hubo controversias y jaloneos en los estados y regiones: los de Bienestar Social se negaban a hacer los grupos operativos y querían validar e integrar otro padrón de solicitantes, pidiendo a los ya registrados entregar de nuevo sus papeles. Y en algunas delegaciones federales se bloqueó a productores que estaban en el padrón inicial para meter a otros.
Además están manejándose padrones empalmados de programas sociales y programas productivos de café, de manera que una persona que recibe un apoyo como adulto mayor, ya no puede acceder al recurso de Subicafé aunque sea productor.
También hubo confusión en el mecanismo de pagos: primero se dijo que serían por medio de tarjetas de bienestar social, luego que órdenes de pago, al final se regresó a las tarjetas.
Este enredo y el desacuerdo entre instituciones llevó a un retraso en la entrega de los recursos, que empezaron a fluir hasta octubre, lo que es grave porque no ha habido dinero para atender los cafetales renovados y la cosecha está empezando.
¿Cómo enderezar el rumbo, cómo deshacer los entuertos?
¿Que proponen los cafetaleros?
La Comisión de los productores y la Amecafé proponen varias cosas:
- Una coordinación efectiva entre las dependencias del gobierno federal encargadas de políticas y programas para el café, y con la representación de los productores, para concretar estrategias cafetaleras adecuadas a las necesidades de familias y comunidades.
- Un programa unificado de fomento integral a la cafeticultura (de ambas Secretarías) y desligado de los programas sociales.
- Integrar un padrón único de productores de café.
- Impulso a la producción de cafés de sombra diversificada que protege la biodiversidad y proporciona servicios ambientales, y que no incluyan nuevas plantaciones de robusta en el esquema de la empresa Nestlé.
- Recursos adicionales compensatorios de la caída de precios.
- Fomento al consumo nacional del café de los productores.
- Crear una Comisión Nacional del Café capaz de frenar la voracidad de las compañías trasnacionales sobre las plantaciones del sector social, es decir, que cierre el arrendamiento de tierras cafetaleras a industriales, regule los precios del café al productor y al consumidor, vigile importaciones de grano, diseñe políticas y programas a favor de los pequeños productores y sus organizaciones.
Hasta ahora hay quejas y molestia por la dispersión y el rezago en la entrega de recursos. E inconformidad de las agrupaciones cafetaleras por la entrega individualizada al productor, de recursos fiscales que antes manejaban sus organizaciones para actividades necesariamente colectivas como el acopio, la comercialización, la asistencia técnica, la capacitación, el financiamiento, lo que debilita el escenario organizativo de los pequeños cafeticultores construido con tenacidad por décadas.
En el XV Congreso de la CEPCO, realizado en Oaxaca, donde delegados de 33 organizaciones regionales del café festejaron el 30 aniversario de esta Coordinadora, se dijo que hoy más que nunca se necesitan políticas públicas que incluyan a organizaciones, que no todas son corruptas ni clientelares, y en cambio hay muchas, sobre todo del gremio cafetalero, comprometidas con el bienestar de familias y comunidades. •
Opiniones, comentarios y dudas a [email protected] |