De enero a septiembre de este año se incrementó la población que percibe entre uno y dos salarios mínimos por su trabajo, pero también lo han hecho quienes pueden recibir techo, propinas y alimento, pero no un sueldo fijo por su labor, advierte el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) subraya que al cierre de diciembre pasado, 15.99 por ciento de las personas con trabajo en el país ganaban hasta un salario mínimo; en la actualidad dicho grupo alcanza a prácticamente uno de cada cinco, al ubicarse en 19.83 por ciento. El conjunto de quienes ganan de uno a dos salarios mínimos pasó de 27.75 en diciembre, al actual 31.76 por ciento.

Ambas cifras avanzaron de la mano de quienes no tienen un sueldo establecido, rubro que el año pasado cerró en 6.17 por ciento; luego de ello se mantuvo un par de trimestres a la baja, para repuntar este septiembre a 6.31 por ciento. Los datos están mediados por un incremento en el salario mínimo que pasó de 88.36 pesos a 102.68 al arranque de 2019.

El Inegi consigna que entre el fin de 2018 y septiembre pasado, el bloque de personas que ganan un salario mínimo incrementó 26.37 por ciento; entre uno y dos, lo hicieron 16.58 por ciento; creció 4.23 por ciento el de quienes no reciben ingresos, y apenas 0.37 por ciento el de quienes perciben de dos a tres salarios.

En contraste, cayó 26.3 por ciento el número de quienes ganan más de cinco salarios mínimos, aunque ellos representan sólo 3.28 por ciento de la población trabajadora, que se redujo desde 4.53 por ciento en diciembre. La cifra de quienes ganas de tres a cinco salarios también se redujo: 33.11 por ciento, y como proporción del bloque trabajador pasaron de 12.77 a 8.39 por ciento, dio cuenta el organismo.

57 millones necesitan empleo

Por otro lado, la ENOE exhibió que de julio a septiembre en México 57.3 millones de personas tienen necesidad de un empleo; de ellos 2.1 millones están excluios. Una de cada cinco personas en el país se emplea bajo condiciones críticas.

Los empleados en condiciones críticas –que agrupan a gente a subocupada, que trabaja más de 35 horas con ingresos inferiores al salario mínimo o más de 48 horas sin rebasar los dos salarios mínimos– pasaron de 15.6 a 19.1 por ciento en un año; el desempleo avanzó de 3.5 a 3.7 por ciento, y la subocupación pasó de 7.1 a 7.8 por ciento.

En la informalidad hay 31.1 millones de personas, 56.5 por ciento de quienes trabajan; este rubo se incrementó 1.8 por ciento en número de trabajadores, pero como tasa se redujo 0.1 por ciento.