Opinión
Ver día anteriorLunes 11 de noviembre de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Toros
Morante de la Puebla, torero
D

eliciosa fue la faena en laque Morante de la Pue-bla transmitió la Sevilla que lleva dentro a los caba-les en el ruedo de la Pla-za México.

Al ritmo de su torear la vida se intensificaba y la dulzura se vestía de tiernos matices, embregando a los aficionados que se guardaban los dolores para los brindis posteriores

Nos recordaba el torero sevillano en su quehacer torero el asomarse a los miradores de la Giralda y la vista de río Guadalquivir, turbadoras del silencio. Aromada de claveles en que la canción de plata del río semejaba la corriente rítmica que fue su torear, lo mismo en las verónicas que los pases naturales rematados con el pase de pecho. En desplante de quietud, relajación, en suma torería.

Los olés diferentes correspondían a los escondidos debajo del ruiseñores, la emoción gustada de los momentos fugaces. Esos que conforman la vida. La que se va como el agua del río y nunca es la misma.

El espíritu se dilataba al paso del torito Aguanieve. Al que la torería del torero abría a una ponderación de goces entrevistos nunca fijos. La piel se calentaba en la fría tarde y la sangre ardía ante la gracia rapolojera de Morante de la Puebla, diferente del resto de la torería.

En una tarde en la que hicieron corto circuito el toreo artístico de Morante y el arrebatado , encimista, de Joselito Adame con los toritos de Bernaldo Quirós descastados y prácticamente parados.