Viernes 1º de noviembre de 2019, p. 5
Dos fragmentos alusivos a la maternidad y a los desaparecidos bastaron para erigir ‘‘lazos emocionales y literarios” entre decenas de mujeres que la noche del miércoles asistieron a la presentación de la obra Casas vacías, de Brenda Navarro (Ciudad de México, 1982).
Pese a la intensa lluvia y al espacio tan reducido, al menos 50 personas se deleitaron con los textos que articulan la primera novela de la joven escritora en voz de las actrices Johanna Murillo y Karina Gidi, quienes acompañaron a la autora en la librería Murciélaga.
‘‘Casas vacías se publicó por primera vez el año pasado en versión electrónica y finalmente, gracias a las lectoras, llega al formato impreso por Sexto Piso”, explicó Diego Rabasa, cofundador de este sello, quien fungió de moderador.
‘‘Es un proyecto sui géneris –añadió el editor– bastante arriesgado, debido a que su editorial original (Kaja Negra) se especializaba en trabajos de periodismo y decidió lanzar la iniciativa cuando desafortunadamente vivimos en una época en la que muchos confían en la validación del canon literario.
‘‘Ante los diversos filtros y peregrinajes que rigurosamente prevalecen en la industria editorial, aplaudo la voluntad de Brenda por publicar su libro (ahora en papel) con la intención de ganarse un lugar por sus letras y no sólo por su personalidad.”
Narrativa deslumbrante
Casas vacías narra la vida de dos mujeres que anhelan la maternidad, condición asociada con la felicidad pero que puede convertirse en pesadilla, pues una de las protagonistas sufre la desaparición de su hijo de tres años, mientras la otra sustrae al menor para criarlo como propio.
‘‘La autora no habla en primer término de una madre que se siente feliz, sino todo lo contrario, se cuestiona por qué eligió ser mamá, por qué tomó esa decisión. En contraste, la otra protagonista es una mujer que anhela tener bebé, pero biológicamente no puede porque su pareja no quiere comprometerse”, acotó Rabasa.
Johanna Murillo y Karina Gidi leyeron fragmentos de ambos personajes y destacaron la audacia de Navarro para crear una narrativa dinámica, reflexiva y deslumbrante.
‘‘Ser mujer es una experiencia con múltiples lecturas porque atravesamos por muchas facetas. Como mexicana y actriz pude compartir dolores personales al leer estos textos, pero también compartidos con mis compatriotas”, apuntó Murillo.
Gidi acotó: ‘‘Me identifiqué con ambas voces, aunque te juzgué (Brenda) porque al leer los fragmentos pensé: ‘claramente ella no es mamá’ y luego concluí que sí. Misteriosamente, al inicio, sentí más empatía por la delincuente porque está atrapada en su inconsciente y conforme seguí leyendo advertí que eres una dramaturga de clóset”.
Brenda Navarro detalló que su idea original era sólo desarrollar el tema de las desapariciones; sin embargo, la obra se enriqueció con otros elementos: ‘‘Comencé a escribirla desde 2013. De broma solía decir: ‘México, país feminicida’ (…) como lectora me doy cuenta de que el sufrimiento permanece: siguen desapareciendo 10 mujeres cada día y es consecuencia de una ola monumental de violencia. Por eso aproveché para resquebrajar algunos estereotipos”.
Ante un auditorio entusiasmado y de pie, pues sólohubo 12 sillas en la sala, Navarro dijo: ‘‘Me enorgullece que mis textos tuvieran el poder de crear lazos emocionales y literarios entre ustedes. La clave es confrontar a los violentadores, no sólo a los hombres, sino al Estado. Para mí representa una gran esperanza”.