ceras vetadas, tener al menos 12 años y no sobrepasar una velocidad de 25 kilómetros por hora, son las reglas que los usuarios de monopatines eléctricos en Francia deberán respetar, dentro del denominado código de circulación, bajo pena de fuertes multas.

Esta normativa se había vuelto urgente y necesaria tras el auge, en años pasados, del uso de los monopatines eléctricos en las calles de las principales ciudades francesas. Sólo en París se cuentan 15 mil vehículos de este tipo.

Esta moda ha traído también caos y accidentes –a veces mortales– en varias ciudades del país, cuyos habitantes ya no aguantan más ver los monopatines tirados en las aceras, circulando a toda velocidad o sobre las guarniciones, lo que pone en riesgo la seguridad de los peatones.

Había una necesidad fundamental de establecer reglas. Estos vehículos circulaban por la vía pública sin un estatus legal, afirmó Emmanuel Barbe, delegado interministerial para la seguridad vial.

Recientemente conducir monopatines eléctricos y otros dispositivos para la movilidad de personas, como los hoverboards, a más de 25 kilómetros por hora, será sancionado con una multa de mil 500 euros (más de 31 mil pesos mexicanos).

Asimismo, su uso quedará prohibido para menores de 12 años y será exclusivamente para transporte personal, es decir, que no podrán subir dos personas, como es costumbre ahora. Quienes no respeten esta regla se expondrán a recibir una multa de 35 euros (más de 700 pesos).

Los monopatines o patinetes también deberán estar equipados con luces delanteras y traseras, sus conductores no podrán llevar cascos de música ni circular por las aceras, excepto en aquellas señaladas por las alcaldías de determinadas ciudades.

París ya se había anticipado a este decreto. En junio pasado, la alcaldesa Anne Hidalgo anunció una serie de medidas aún más severas para poner en orden la circulación con estos vehículos, la cual era anárquica.

En la capital también está prohibido estacionar estos vehículos en las aceras, circular a más de 20 kilómetros por hora e incluso la limitante es de 8 kilómetros en las zonas peatonales.

Varias ciudades de Europa y algunas de América Latina adoptaron en meses recientes medidas para reglamentar la creciente circulación en monopatines. Particularmente Barcelona, desbordada por el turismo en masa, fijó un reglamento muy específico a través de ordenanzas municipales.

Afp