El cambio de retador le dejó una especie de vacío en el estómago. Julio César Rey Martínez se quedó con las ganas de terminar algo que ya estaba realizado y se le esfumó de las manos. Hace unas semanas, en Greenwich, Inglaterra, derrotaba al campeón mosca del CMB, el británico Charlie Edwards; lo tenía abatido, noqueado, pero un golpe incontrolado, cuando el oponente tenía la rodilla en la lona, le valió la descalificación. El combate todos lo daban sin titubeos para el mexicano, incluso el réferi ya había decretado la victoria, pero la revisión del video cambió el veredicto y castigaron a Martínez.

Rey aún siente rabia al recordar como un solo golpe le arruinó el propósito de convertirse en campeón mundial. Era un simple trámite y el fragor de la pelea le impidió ser más cauto y frenar a tiempo aquel caro golpe.

Fue mi culpa, no quiero ocultar eso, dice Rey; pero cuando uno está lanzando una combinación de golpes y el rival parece noqueado, es difícil frenar a tiempo un golpe.

La revancha estaba pactada, pero Edwards prefirió dejar vacante el título. El CMB ordenó que el rival de Rey sea el nicaragüense Cristofer Rosales el próximo 13 de diciembre.

No me toma por sorpresa la designación de Rosales, plantea; “hace tiempo estuve a punto de enfrentarme con él, la pelea ya estaba cerca, la preparación lista, pero se cayó el combate; así que lo tengo bien estudiado. No me confío, pero puedo decir que lo conozco muy bien en el boxeo".

Como cualquier boxeador, su ambición es el campeonato, pero no deja de sentir una ligera frustración de poder refrendar con Edwards lo que ya había conseguido y se le esfumo en un golpe.

Me queda esa sensación de vacío, reconoce; pero sé que en algún momento también subiré a supermosca y en esa división tarde o temprano volveremos a encontrarnos.