Miércoles 2 de octubre de 2019, p. 15
Además de la afectación emocional que un refugiado experimenta al tener que dejar su país de origen y los riesgos que afronta en el camino, al llegar a México se encuentra con una sociedad poco preparada para su integración, revela Hannah Töpler, fundadora de la Incubadora de Trabajo de Refugiados y Retornados (Intrare).
En entrevista, la emprendedora recordó casos de fracaso en la incorporación de las personas que han huido de Siria, como en Alemania, donde surgió un partido de ultraderecha en todos sus parlamentos, como respuesta a la crisis migratoria. También mencionó el Brexit, entre cuyas motivaciones estuvo el que la gente no logró digerir ni responder al fenómeno migratorio.
Para Töpler, México puede aprender de estas experiencias. Explicó que las reacciones de rechazo de una sociedad a las personas en situación de movilidad, son “muy emocionales… ven que los migrantes llegan a su país y lo primero es que se sienten invadidos, amenazados”.
Ante ello, tanto las autoridades, como la sociedad civil organizada requieren hacer que la incorporación de refugiados funcione para que en conjunto podamos verlo para algo positivo
.
Más allá de tener leyes buenas de asilo... dar un poco de apoyo por medio de albergues, etcétera, necesitamos hacer la integración bien, de lo contrario estas personas se van a sentir excluidas y la sociedad nunca se conectará con ellos
, advirtió Töpler.
Intrare, fundada en 2018, expone que es necesario hacer llegar el mensaje a las empresas de que contratar a un refugiado es positivo y bueno para sus propios negocios.
Cada uno de los refugiados que forman parte de este programa tiene un mentor individual que los acompaña en todo el proceso.