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Visita clínica rural en Oaxaca

A 10 meses de gobierno, vamos bien, dice López Obrador ante mixtecos y amuzgos
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Periódico La Jornada
Miércoles 2 de octubre de 2019, p. 14

Santiago Jamiltepec, Oax., Han transcurrido ya 10 meses de su gobierno y el presidente López Obrador los celebró en esta apartada comunidad, donde predominan indígenas mixtecos y amuzgos, con la conocida frase que condensa su optimismo: Vamos bien, pero también con la referencia al elefante echado (la estructura gubernamental) aunque, aseguró convencido, ya está de pie y caminando.

Tampoco faltó su alusión a la pesada herencia neoliberal durante esta nueva gira de supervisión de las clínicas rurales del IMSS: Entre más apartados están los hospitales, más abandonados.

Minutos antes, Matilde Bautista, una indígena mixteca que cumplía apenas 48 horas al frente de este hospital, resumía el paupérrimo estado en que se encuentra. Jamiltepec significa casa de adobe.

Con 40 años de que fue edificado, la traducción refleja la condición actual de este centro médico: sacudido por sismos y golpeado por tormentas y huracanes, presenta grietas, fisuras y daños estructurales que urgen a su rehabilitación, clama o más bien reclama la nueva directora en esta invaluable oportunidad de demandar ayuda frente al mismísimo presidente.

Apenas esta semana el paso del huracán Narda lo inundó por enésima vez, apremiando a la comunidad para, apresuradamente, desalojar el agua.

Esa referencia sirvió al mandatario para tranquilizar los ánimos de la comunidad –puesto que Narda ya no constituye un riesgo al degradarse a tormenta tropical– y ya de paso agradeció que este año los fenómenos naturales han sido esporádicos.

Y rubricó con un toco madera, aunque esto no sea madera (refiriéndose el atril de plástico desde donde hablaba), para que así siga.

Y es que este hospital representa la única opción para una región donde cerca de 80 de las comunidades son indígenas.

Es lo que hay, comentó Eleazar Román, en la larga espera para la llegada de López Obrador. Él es jubilado del hospital al que llegó casi en su inauguración. Con un curso de tres meses se formó como auxiliar de enfermería y con los años y nuevas capacitaciones llegó a perfeccionar la profesión.

Leal a la institución, cuestionó sin embargo el abandono de las zonas indígenas que padecen la falta casi absoluta de especialistas. En Santiago Jamiltepec, refirió, apenas hay un cirujano y un ginecólogo.

Narró las peripecias de un pariente con padecimientos pulmonares, a quien turnaron a Salina Cruz, a siete horas de aquí. Ahí le dieron cita para dentro de 10 meses. “‘¡Para entonces ya te moriste!’, le dije.”

Ni hablar de medicamentos, rayos X o insulina para los diabéticos. Las carencias en el hospital condenan a los pacientes a recurrir a la medicina privada, confió; a su vez, Luciana Nicolás, también jubilada como auxiliar de enfermería que se desempeñó en peores condiciones en las clínicas desperdigadas en las comunidades y donde lo mismo trapeaba que inyectaba.

Casi dos horas después, el discurso presidencial que reconoció las carencias coincide en el diagnóstico: Entre más alejados, más abandonados, y que atemperó con una nueva mención a las acciones para garantizar el abasto de medicamentos en todos los hospitales, mejorar la infraestructura, formar a más personal médico y basificar a 80 mil trabajadores.

Sin hacer caso a algunos gritos en su contra, el gobernador Alejandro Murat refirió la relevancia que tendrá para Oaxaca la federalizacion de la salud que este año implicó una carga de 2 mil 200 millones de pesos en la nómina de 8 mil trabajadores eventuales o por honorarios.