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Gregorio Nachman, documental que aborda un tema común en AL: la desaparición forzada

Realizado por el hijo del actor y dramaturgo argentino, será proyectado el 10 de octubre

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▲ Fotograma de la película, que ya ha sido exhibida en varias entidades de México.
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de septiembre de 2019, p. a14

El actor y dramaturgo Gregorio Nachman fue secuestrado el 19 de junio de 1976, y luego desaparecido, en Mar del Plata, por la última dictadura militar de Argentina (1976-1983). Eran cerca de las cuatro de la tarde y hacía frío, cuando un operativo conjunto entre la policía, la armada y el ejército llegó a su casa. Como él no estaba, golpearon a sus hijos más chicos y sobrinos.

Nachman había salido a buscar abrigos y una estufa para sus cuñados que huían del ejército desde la provincia de Córdoba. Era invierno y él estaba en las oficinas de una inmobiliaria donde trabajaba. Un rato más tarde llegó hasta el lugar otro grupo de militares que finalmente lo detuvo. Nunca más se supo de él. Es uno de los 30 mil detenidos desaparecidos de Argentina.

Retrato de un militante

Su hijo Eduardo decidió retratar la vida de su padre en el documental Gregorio por Nachman, el cual se presentará el 10 de octubre a las 19:30 horas, en Ediciones Pentagrama (Coahuila número 49, colonia Roma). Ya ha hecho un recorrido por Chiapas, Puebla, Tlaxcala, Guanajuato, Coahuila, Nuevo León y Jalisco.

La cinta surgió porque cada 19 de junio se celebra el Día del Teatro marplatense. Cuando viví en Buenos Aires siempre fui a Mar del Plata a los homenajes que se hacían, y ahí me reunía con amigos actores de mi papá y gente que lo conocía, que solía decirme que debíamos registrar los testimonios sobre él, contó Eduardo Nachman en entrevista con La Jornada.

Tiempo después se convenció de hacer el documental, en especial para que su nieto, sus sobrinos y los teatristas marplatenses recordaran a su padre. Primero se hizo una obra de teatro, dirigida por Viviana Ruiz, con la cual ganaron diferentes premios.

Juicio a un represor

Durante la filmación se atravesó con una citación legal para que Eduardo y sus hermanos fueran testigos en el juicio por delitos de lesa humanidad que se le siguió al ex represor argentino Miguel Etchecolatz, quien fue jefe de la Policía de Buenos Aires. Gregorio Nachman estuvo en uno de los Centros Clandestinos de Detención que él comandaba.

“Pocos días después, Etchecolatz recibió prisión domiciliara, y como la residencia que eligió para vivir está a 20 minutos de mi casa, hicimos varios escraches –manifestación lúdica para señalar un lugar o a un responsable de delitos de lesa humanidad y genocidio–. Este momento se sumó al documental.”

Eduardo Nachman, quien ha militado en H.I.J.O.S Capital y Mar del Plata, la agrupación Familiares y el grupo de apoyo de Madres de Plaza de Mayo–, define a su padre como un tipo creativo y con mucha capacidad de producción. Un trabajador, un militante de la cultura. A cada obra que presentaba y que no tenía tono político, él se lo daba. Llevó el teatro a todos lados. Iba a los barrios, escenificaba las obras en la calle o en el acoplado de un camión. De la misma forma hizo conciertos y cine.

Memoria colectiva

Para Eduardo Nachman en la resignificación de la dictadura, las manifestaciones humanas también pasan por el arte. Las personas las expresan de diferentes maneras: actuando, bailando, cantando, pintando o tomando fotografías. Lo importante es colectivizar esa memoria y darle un sentido.

He compartido la película no sólo en Mar del Plata, donde mi papá era conocido, sino en Buenos Aires y muchos otros lugares de Argentina donde no lo conocían, pero había referencias locales. Después viajé a Uruguay, Colombia, España, Italia, Suiza y México, donde la gente es ajena a nuestra dictadura; sin embargo, hay algo que no es ajeno, por lo menos para muchos países de América Latina: la desaparición forzada de personas.

Por ello, agregó, hay que unirse, como lo hicieron las Madres de Plaza de Mayo. “Juntarse sirvió para visibilizar el fenómeno y mostrar la acción colectiva fuera de las especulaciones político partidarias. No hay que caer en las trampas del poder o de las empresas que suelen reproducir la idea de que la desaparición de las personas ocurre por algo o porque en algo andaban. El Estado es responsable de la desaparición forzada y de la impunidad con que se manejan los casos”.