Juchitán, Oax., Clara Sánchez Hernández es pintora de toda la vida, y con el arte en papel y tela se ha dedicado desde hace una década a la conservación de la grana cochinilla, tinte de origen natural que está en riesgo de extinción en Oaxaca, debido al uso de colorantes artificiales.

Recientemente visitó la ciudad de Juchitán, en la conmemoración del segundo aniversario de los sismos, y participó en el programa Semilleros creativos de la Secretaria de Cultura federal, en el que a través de talleres compartió sus saberes con niños y jóvenes a los que mostró el valor de ese colorante natural mediante el conocimiento del cuerpo humano y su vivencia cotidiana y cultural.

La grana cochinilla, explica la artista, es un tinte que produce un insecto parásito que se alimenta de la baba del nopal y así se obtiene el ácido carmínico, colorante rojo intenso utilizado en la industria textil, de cosméticos y hasta de comida, el cual logra el tono ‘‘púrpura” tras triturarse en un mortero de madera.

La intención de la pintora es que con su iniciativa de rescate y conservación Grana, de cómo una cochinilla pintó al mundo de colores se logre concientizar desde las comunidades y en las escuelas utilizando tela o papel y así conservar las memorias personales y tradicionales.

Con un mortero de madera mostró a niñas y niños la molienda de la grana cochinilla, posteriormente usó otros colorantes naturales como achiote y cúrcuma, además de alumbre, que añadidos con una pizca de bicarbonato y unas gotas de naranja, limón, mandarina o cualquier otra fruta lograron tonos variados que resaltaron en las obras de los talleristas.

‘‘Quise enseñarles a los niños que la grana cochinilla es una tintura natural que se extrae en nuestros campos de Oaxaca y que lamentablemente va en decadencia a pesar de ser considerado el tercer oro del país –después de los minerales y el cacao–, y justo eso aprendieron: el valor de esta tintura y todo lo bello que sepuede lograr al mezclarla con otros ingredientes naturales;ellos pudieron ver las otras tonalidades y cómo usarlas en papel y tela.”

Encontrarle amor a la grana cochinilla llevó a la artista a un recorrido por varios poblados de Oaxaca, de los Valles Centrales y la costa oaxaqueña; además, por ser becaria del Fondo Nacional para las Culturas y Artes le interesa dejar un legado para concientizar a las personas acerca del rescate de ese colorante.

‘‘Ahora la cochinilla se adquiere de forma masiva en la Ciudad de México; desafortunadamente en Oaxaca muy pocas personas la cosechan, pero aquí es donde está la mejor, la de mayor concentración; y decayó aún más con el uso de tintes artificiales que tienen un costo menor.”

Clara Sánchez Hernández recomienda que en las escuelas, mediante los programas estatales, se desarrolle una labor de concientización sobre el valor de ese tinte, por los profesores en las aulas, y a su vez los padres cuenten a sus hijos que existe. Es decir, regresar algo al país de lo que fue saqueado durante la Conquista.

Además de esa aportación al arte, la pintora próximamente presentará su libro sobre la grana cochinilla en Oaxaca, de sus usos y la tradición, con la finalidad de crear conciencia social de que ese tinte natural debe seguir vivo por mucho tiempo.