Martes 24 de septiembre de 2019, p. 3
Madrid. El Australopithecus sediba, homínido que vivió hace 2 millones de años en la actual Sudáfrica, tuvo mucha más facilidad para dar a luz que los humanos modernos y otros ancestros de nuestra especie.
En su artículo publicado en PLOS ONE, Natalie Laudicina, Frankee Rodriguez y Jeremy DeSilva, de la Universidad de Boston y el Darmouth College, describen cómo crearon modelos de computadora en 3D de algunos de nuestros ancestros antiguos y los compararon con humanos y chimpancés modernos, y describieron lo que encontraron.
Para muchas mujeres, el parto es un proceso largo, doloroso y difícil. Investigaciones anteriores han sugerido que la razón por la que el parto es mucho más difícil en humanos en comparación con los simios u otros animales es porque evolucionamos para caminar erguidos y porque nuestros bebés tienen cabezas muy grandes.
A medida que los humanos desarrollaron una marcha erguida, nuestras pelvis cambiaron de manera que hizo que el canal del parto se estrechara. Durante el parto, un bebé humano moderno debe girar el útero varias veces cuando los músculos pélvicos lo empujan a través del canal del parto.
En marcado contraste, los chimpancés dan a luz en poco tiempo y parecen experimentar muy poco dolor. En este nuevo esfuerzo, los investigadores se preguntaron sobre la experiencia de nacimiento de uno de nuestros antepasados, Australopithecus sediba, homínido que vivió hace aproximadamente 1.95 millones de años.
Para averiguarlo, crearon una representación tridimensional de una pelvis de A. sediba utilizando imágenes de varios fósiles. Mientras lo hacían, también crearon representaciones en 3D de Australopithecus afarensis y Homo erectus. Y para una comparación adicional, también crearon imágenes en 3D de un humano moderno y una pelvis de chimpancé.
Para estudiar el grado de dificultad de dar a luz, los investigadores también agregaron objetos del tamaño de un cráneo humano a las imágenes tridimensionales, ya que se sentaban en el canal de parto.
Los investigadores informan que el tamaño del canal de parto de A. sediba era bastante grande en comparación con el tamaño del cráneo del bebé que necesitaría pasar a través de él. Esto indica que, en comparación con las mujeres modernas, a A. sediba le habría resultado mucho más fácil dar a luz.