21 de septiembre de 2019•Número 144•Suplemento Informativo de La Jornada•Directora General: Carmen Lira Saade•Director Fundador: Carlos Payán Velver

Editorial

“Manos a la Cuenca”

Itinerario ejemplar del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT)
La tierra no se vende, se ama, se trabaja y se defiende


La tierra no se vende, se ama y se defiende.

A principios de septiembre, campesinos integrantes del FPDT y de la Plataforma Organizativa de Pueblos Unidos contra el Nuevo Aeropuerto y la Aerotrópolis (POPUNAA), presentaron a la Comisión Nacional del Agua una propuesta de restitución de tierras, restauración ambiental y desarrollo social y agropecuario llamada Manos a la Cuenca. Un proyecto integral dirigido no solo a resarcir los daños causados por el inicio de las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), sino también a recuperar la vitalidad ambiental, productiva y social de una zona de por sí dañada. Con esto, los campesinos organizados de la región pasan una vez más de la resistencia tenaz a la propuesta constructiva, poniendo una muestra ejemplar de visión política. Algo extremadamente importante hoy cuando otros grupos prefieren ver a la Cuarta transformación como amenaza y no como oportunidad.

La lucha del FPDT se inicia hace 17 años, a principios de 2002, como respuesta a los decretos expropiatorios de octubre del año anterior con los que el gobierno de Vicente Fox buscaba procurarse las tierras necesarias para la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México. Siempre en la línea de preservar su territorio y con ello su forma de vida, la organización pasa por diferentes etapas en que cambian sus objetivos inmediatos, sus aliados y sus formas de lucha. Con aciertos y errores, resultan admirables y aleccionadoras, no solo su perseverancia sino su capacidad de reinventarse cuando lo exigen las cambiantes circunstancias. En lo que sigue reseño este iluminador curso.

La tierra no se vende, se ama y se defiende. La defensa de los territorios como eje de la más reciente oleada del movimiento campesindio mexicano, que ha durado ya tres lustros, arranca simbólicamente con la oposición a los 19 decretos expropiatorios sobre tierras de 13 ejidos de los municipios de Atenco, Texcoco y Chimalhuacán, a la que los pobladores reviran con la formación del FPDT. Convergencia que, enarbolando simbólicos machetes, organiza marchas, mítines, plantones y bloqueos a la carretera Pirámides-Acolman. El gobierno responde con represión violenta y detenciones, pero la simpatía que despiertan los defensores en ecologistas, opositores diversos y en el propio gobierno del Distrito Federal (que también se opone al aeropuerto en ese lugar), hacen que Fox tenga que negociar y que, finalmente, recule. A mediados de 2002, cuando se cancela el proyecto, según las encuestas, el 85% de los mexicanos rechazaban el nuevo aeropuerto en Texcoco-Atenco, en una muestra de la capacidad del Frente para construir consensos amplios.

El Séptimo de caballería. A esta etapa de resistencia siguen cuatro años de expansión nacional y profundización regional, en los que el triunfante FPDT se mueve por todo el país apoyando las más diversas luchas sociales y ganándose el apodo del El Séptimo de caballería (cuerpo militar que en las películas sobre el oeste es el siempre oportuno defensor de las caravanas amenazadas). Paralelamente, en su municipio y en otros de la cuenca, el Frente busca impulsar proyectos productivos que le den sustento y arraigo a unos pueblos estragados que están abandonando la agricultura y cuyos jóvenes desertan. La solidaridad política es efectiva, las acciones de fomento socioeconómico no tanto.

“Fuimos provocados y caímos en la provocación”. A principios de mayo de 2006, en el contexto de la campaña electoral en que López Obrador busca la presidencia de la República y el Subcomandante Marcos del EZLN recorre el país al frente de La Otra Campaña, la defensa por el Frente de un pequeño grupo de floristas de Texcoco, es utilizada por el gobierno estatal de Peña Nieto y federal de Vicente Fox, para ponerles una trampa. Provocación que culmina cuando la fuerza pública irrumpe violentamente en Atenco con saldo de un muerto, cientos de lesionados, 207 detenidos y varias mujeres violadas. El montaje no va dirigido contra el EZLN, cuyos ataques a López Obrador (“un peligro para todos”, dice el Sub) ayudan al candidato del PAN, Felipe Calderón, sino contra la Coalición Por el bien de todos, que a causa del temor que despierta el espectáculo de la violencia, pierde votantes. En esta etapa, el FPDT se mueve en el entorno del EZLN, lo que favorece la jugada del gobierno.

¡Presos políticos, libertad! De los cientos de detenidos, doce son condenados a penas que van de los 31 a los 112 años de prisión. Desde 2006 y hasta 2010, los esfuerzos por sacarlos de la cárcel concentran el activismo de un FPDT que golpeado, debilitado y puesto a la defensiva, recurre centralmente a la vía jurídica y busca todas las alianzas posibles a través de un amplio Frente Nacional Contra la Represión y un comité de intelectuales llamado Libertad y Justicia para Atenco. Decisiones incluyentes y a la postre exitosas, que, sin embargo, lo distancian del receloso y poco unitario EZLN. En junio de 2010 la Suprema Corte le enmienda la plana a la Procuraduría del Estado de México y libera a la totalidad de los presos. Aunque su activismo jurídico da resultados, no contiene el debilitamiento orgánico del Frente ni el desgaste social regional agudizado por los golpes, el divisionismo y la cooptación gubernamental


Una lucha de 17 años que ahora pasa a la propuesta y la apropiación productiva del territorio.

El NAICM ataca de nuevo. En septiembre de 2014, en el punto más alto de su credibilidad y amparado en un Pacto por México que paraliza a las oposiciones, Peña Nieto relanza el proyecto del nuevo aeropuerto en la cuenca Texcoco-Atenco. Y de inmediato la lucha contra la obra se reanuda. Sin embargo, pese a que se suman a la protesta numerosas comunidades afectadas por la extracción de los materiales pétreos necesarios para cimentar el aeropuerto y pese a que a doce años de la fundación del FPDT el movimiento nacional en defensa de la tierra, el agua y la vida se ha fortalecido mucho, las fuerzas opositoras no son suficientes y desde 2015 las obras avanzan imparables. Para 2018 se había ejercido el 30% de la inversión, aunque los progresos físicos eran algo menores.

 “La esperanza de México”. Al igual que el rechazo a la Reforma Educativa, el combate al fracking y otras luchas de resistencia, la oposición al NAICM moviliza y despierta simpatías. Que sin embargo no bastan. Para revertir estas y otras políticas nefastas, hace falta una fuerza mayor que solo se consigue unificando las luchas parciales. Incluyente convergencia que logran Morena y López Obrador, al proponer un cambio de régimen por la vía electoral. Y es precisamente la fusión política de los diferentes descontentos lo que hace posible el triunfo del primero de julio de 2018 y con él la reversión de algunos de los mayores agravios de inspiración neoliberal. Entre ellos el NAICM, al que el presidente electo se opone por consideraciones socioambientales, pero también financieras. La noche de los comicios, el Frente, que se había acercado a López Obrador, celebra el triunfo de este, del candidato de Morena a la presidencia municipal de Atenco y, sobre todo, la fructífera convergencia entre la movilización social y el activismo cívico electoral.

“Yo prefiero el lago”. Pero los intereses detrás del NAICM son enormes y para doblegarlos no basta la resistencia de los pueblos de la cuenca y la voluntad política de presidente electo, es necesario también  apelar la opinión pública mediante una consulta ciudadana con dos opciones para el aeropuerto: Texcoco y Santa Lucía. Al principio el FPDT se opone a la propuesta de López Obrador pues con base en su experiencia local calcula que ganara la opción Texcoco. En abono de su oposición sostiene que no hace falta consultar, pues los pueblos ya se expresaron. Se confrontan aquí dos tácticas: la que apuesta a hacer valer los puntos de vista calificados de las minorías organizadas y la que elige apoyarse en la opinión de la ciudadanía en general. Desencuentro no necesariamente antagónico entre el discurso particularista propio de los movimientos locales y el necesario universalismo del discurso del Estado, que a diferencia de la polarización que se ha presentado en otros casos (Huexca, Istmo), en el caso del aeropuerto se resuelve con un acuerdo. En la consulta, donde se pone en juego el pegador lema “Yo prefiero el lago”, gana de calle la opción de Santa Lucía. De inmediato López Obrador anuncia la futura cancelación del NAICM.

De la protesta a la propuesta. Muchos sabíamos que el mayor peligro para la cuenca no era tanto el NAICM como la urbanización salvaje que ya anunciaba la incontenible especulación con la tierra favorecida por el deterioro del tejido social que venía padeciendo la región. Y sabíamos que sin medidas enérgicas de restauración socioambiental, la decadencia seguiría aun si se cancelaba el aeropuerto. De modo que nos preocupó el silencio que por casi un año guardó del Frente. Ahora sabemos que estaban trabajando en el proyecto Manos a la Cuenca, que el FPDT y la POPUNAA presentaron hace unos días a la CNA en presencia de representantes de la Secretaría de Gobernación y de la presidencia de la República. Y nos alegra, pues además de la devolución de 5 mil 200 hectáreas y la restauración de daños ambientales, en el plan que formularon conjuntamente expertos y comunidades, se demanda el impulso gubernamental al desarrollo económico y social de la cuenca, con énfasis en lo agropecuario y en la preservación de la biodiversidad. Con esto el Frente recupera la línea de trabajo regional desarrollada entre 2002 y2006, que entonces no prosperó pues al gobierno no le interesaba el desarrollo campesino de la cuenca. Pero que en el marco de una Cuarta Transformación comprometida con el agro y el medioambiente, es altamente promisoria.

Las dimensiones del arraigo. La magnitud de la energía social con que se defiende un territorio depende del arraigo de sus pobladores. Y en el arraigo se combinan tres factores temporales: el pasado que es la profundidad histórica de un pueblo, sus raíces ancestrales; el presente que es la cohesión, la densidad de las relaciones sociales, la calidad de la organización disponible; y el futuro que son los planes, los proyectos esperanzadores familiares o comunitarios que la amenaza territorial pone en riesgo. El arraigo de Atenco, como el de otros muchos pueblos acosados, se alimenta del pasado y el presente: de sus hondas raíces y de su buena organización. Pero, como palanca de la resistencia, el futuro era débil, pues la vida económica y social de la cuenca se ha venido degradando y no se veía claro como revertir el deterioro y reavivar la esperanza. Y si los jóvenes no ven su porvenir en la región ¿para qué defender el territorio? Por eso, cuando pudo, el FPDT impulsó proyectos locales y regionales de desarrollo productivo, que el gobierno nunca respaldó sino que saboteó. Todo indica que ahora será diferente, pues Manos a la Cuenca tiene el apoyo del gobierno federal. Todo hace pensar que en la cuenca se empieza a restablece la esperanza y si es así -si los pueblos logran fusionar pasado, presente y futuro- serán invencibles.

La apropiación productiva de los territorios. La ofensiva sobre los territorios de los pueblos y sobre la propiedad social de la tierra, no empezó con los llamados megaproyectos sino con la erosión de la economía campesina, que desde los años 80 y 90 del siglo pasado se estancó y retrocedió mientras que se fortalecía la agricultura empresarial. Y, sin proyecto, los jóvenes rurales se apartaron física y espiritualmente del campo, debilitando con ello la cohesión social comunitaria. Así las cosas, la ofensiva posterior de los capitales predadores sobre poblaciones de por sí estragadas pudo ser el golpe definitivo. Por fortuna, en muchos lugares encontró resistencias, pues la voluntad de seguir siendo campesinos es un hueso duro de roer. Sin embargo no es eterna y si no soldamos los eslabones de la cadena generacional campesina, que se rompió con la deserción de los jóvenes, a la larga la lucha está perdida. En la renovada apropiación productiva de los territorios está la clave de su defensa. La tierra no se vende, se ama, SE TRABAJA y se defiende. ¡¡Manos a la Cuenca!!

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