Sábado 7 de septiembre de 2019, p. 2
Por el paliacate rojo que ciñó
tu frente
y los huaraches que tejieron
sobre tus pies
una mano de lluvia
Por el venado que lloraba
bajo el árbol del viento
Por la música que cantamos
a la hora de subir las piedras
Por el día que te heriste la mano
abriendo el corazón de un
molusco
Por las dunas de Chipehua
y su oración de granito
Porque vendrá el día padre
en que los ojos de la noche
deje de mirarnos
y las estrellas caigan sobre el
mundo
bajo tierra tendremos nostalgia
de la luz que existió en el
cielo
Por la felicidad escondida
en un coyol
Por tus manos que sueltan su
fuerza
sobre las superficies que tiñes
Por ser el Hamelin de la
pintura y perder a los que te seguían en el bosque oscuro
de la obediencia
Por el silencio que ahogó tu
infancia
Por Kafka
Por el abuelo Chico
y por la familia que mató
cochinos
Por la tía zapatera que cruzó
el río
con una estera de cocodrilo
sobre la espalda
Por el zapoteco que siempre
nos une
Por cuidar los jardines de Oaxaca
Por tus silbidos a medio día
té en París
Por tu arroz al vapor
por la miel con mantequilla
Por la música hindú
por las caminatas en Luxemburgo
Por las ausencias que fueron
el color favorito del chapulín
Por todos aquellos que te
amamos
cuando vimos por primera
vez tus ojos de nanche
Gracias
Poema dedicado por la autora a su padre, Francisco Toledo, en un cumpleaños del artista