Opinión
Ver día anteriorLunes 2 de septiembre de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
¿Es aún factible lograr un mundo libre de armas nucleares?
L

os principales medios de información comentaron el pasado 3 de agosto lo que muchos califican como el reinicio de una carrera armamentista entre Estados Unidos y Rusia al renunciar el gobierno de Washington al tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), firmado entre ambos países en 1987, determinación que incluso pudiera poner en duda la renegociación del tratado que reduce el número de cabezas nucleares estratégicas que firmaron Obama y Medvedev en 2010 y que expira en 2021.

Además, en un mundo donde ­se sigue incrementando el número de países poseedores de ese tipo de armas, que hoy alcanzan nueve, a saber: Estados Unidos, Rusia, República Popular de China, Gran Bretaña, Francia, India, Pakistán, Israel y República Popular Democrática de Corea, no se detectan serias negociaciones para avanzar en el difícil camino de la desnuclearización militar, por lo que tenemos dudas de la factibilidad de lograr un mundo libre de armas nucleares a corto o largo plazo, manteniendo e incluso incrementando las posibilidades de que en un futuro próximo sea por accidente o intencionalmente las potencias hostiles entre sí puedan desencadenar un conflicto nuclear.

Vale la pena recordar que después del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima, el 6 de agosto, y sobre Nagasaki, el 9 del mismo mes de 1945, se llevaron a cabo sin éxito múltiples esfuerzos para tratar de eliminar las bombas atómicas de los arsenales militares de los diferentes países, hasta hoy, cuando lamentablemente prevalece la norma, contraria a toda lógica y sin base legal o política alguna, de que algunos estados tienen derecho a tener en sus arsenales ese tipo de recursos bélicos e incluso a perfeccionarlos mientras otros no, lo cual propicia que ya haya algunos países que busquen convertirse también en potencias nucleares a fin de lograr una supuesta hegemonía militar.

Sin embargo, la lucha para México y otros muchos países no puede terminar allí; debemos mantener como uno de nuestros objetivos en política exterior la total y absoluta eliminación de las armas no sólo nucleares, sino la totalidad de las armas de destrucción masiva, cuya utilización viola no sólo la Carta de las Naciones Unidas, sino una serie de normas de derecho internacional humanitario en vigor.

Reconocemos que ninguno de los tratados existentes sobre el tema resuelve el problema, ni el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares que lo único que hace es confirmar la discriminación entre los que poseen esas armas y los que no las tienen, ni el reciente Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que ninguna de las naciones nucleares aceptó negociar, menos firmar, por lo que nuestro único avance para prohibir estos artefactos son a la fecha las zonas libres de armas nucleares (ZLAN), siguiendo el ejemplo establecido por México, que conjuntamente con Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador promovieron la creación de la primera ZLAN en 1967, experiencia que ahora se ha reproducido en otras cuatro: Pacífico Sur (Tratado de Rarotonga, 1985); Sudeste Asiático (Tratado de Bangkok, 1995); África (Tratado de Pelindaba, 1996), y Asia Central (Tratado de Asia Central, 2006), así como el Territorio de Mongolia, que en 2000 obtuvo el reconocimiento internacional como Estado Libre de Armas Nucleares (Resolución 55/335 S de la Asamblea General de las Naciones Unidas), de ahí que deberíamos enfocar nuestros esfuerzos a crear otras zonas libres de armas nucleares en el Medio Oriente, península coreana y áreas clave en Europa, para comenzar.

El anterior enfoque requeriría que entre los países que en las diferentes zonas geográficas antes citadas han aceptado prohibir las armas nucleares en sus territorios, se unan y establezcan un mecanismo negociador, que presione a los nucleares a reducir sus arsenales, en plazos fijos, hasta su total eliminación, so pena de que de no hacerlo, se pudieran tomar medidas en su contra, como las que ellos, con gran ligereza, adoptan frente a algún problema, sin base legal alguna.

* Embajador emérito de México. Escribe a título personal