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Balance de la jornada

Cuando invocar a Celso Piña evitó el asalto

A

quella helada noche se respiraba hostilidad en el viejo estadio del Monterrey. Momentos antes de la final de liga entre Rayados y Diablos, la afición brincaba desquiciada haciendo cimbrar y crujir de forma temeraria la frágil estructura. Escaseaba la cortesía: a Valentín Diez, dueño del Toluca, lo ubicaron junto a los reporteros, en una zona del destartalado graderío que, desde luego, no tenía techo, ¡ni cómo guarecerse de la pertinaz llovizna de aguanieve!

El empresario mexiquense llegó como muchos, desprevenido, apenas con su chamarra roja de mangas blancas, poca cosa porque el frío calaba hasta los huesos. Estuvo ahí mojándose un buen rato mientras Rafael Lebrija, entonces presidente del club rojo, solicitaba un lugar apropiado. Más tarde los reubicaron, sí, pero la primera impresión que dio el club anfitrión de la final del Torneo Apertura 2005 fue pésima. Lo peor estaba por venir.

El partido resultó turbulento y caldeó aún más los ánimos. El silbante Marco Antonio Chiquimarco Rodríguez, ¡faltaba más!, se robó el show. Dos expulsiones rigoristas enfurecieron al plantel local y al público. El Monterrey era ya un desastre cuando recibió la tercera tarjeta roja, ésta para Luis Pérez, quizá la única justificada. Toluca, que ganaba por la ventaja mínima, en los minutos finales redondeó un cómodo 3-0.

Tras la premiación, los felices escarlatas pusieron pies en polvorosa. En cambio, todo era impotencia e ira en las filas de los Rayados; los jugadores no querían salir a recibir el trofeo de segundo lugar, y cuando de mala gana lo hicieron, uno de ellos lo pateó con desprecio. En el vestidor del Monterrey había llanto rabioso, empezando por Jorge Urdiales y Miguel Piojo Herrera, todos echaban chispas y despotricaban contra el arbitraje.

Afuera la furia también se desbordó. La gente desalojó el vetusto coso con amargura y lanzando mentadas; algunos, los más descontrolados, decidieron aguardar la salida de Chiquimarco, quien –tranquilo con su conciencia, eso dijo– debió esperar a que todos se retiraran. Pasaba de la medianoche cuando tres reporteros avanzamos hasta una parada. En realidad ya no había transporte, todo estaba solitario.

De pronto, de alguna esquina aparecieron cinco tipos, uno con un bate de beisbol, y enseguida corrieron hacia nosotros en actitud amenazante. Acomodamos de forma visible nuestros gafetes. En un parpadeo la pandilla ya estaba ahí, rodeándonos, pero sin atreverse a nada. Nos observábamos unos a otros, hasta que un reportero les preguntó casi a gritos:

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▲ El ex silbante Marco Rodríguez acusó a José Luis Trejo (en la imagen) de intentar usarlo de parapeto en el club español Salamanca.Foto Jam Media

“¿Ven aquella loma? –de la colonia Independencia y del Cerro de la Campana–. Un taxista dijo que de ahí bajó Celso Piña. Que es el tipo que hace bailar a toda la raza… Nada de norteño, nada de banda o tríos, en Monterrey pura cumbia con acordeón, ¿es cierto eso?...” Los tipos sonrieron y sin decir nada se esfumaron.

Chiquimarco volvió a ponerse hoy bajo reflectores. Es un personaje polifacético. Ha sido maestro de educación física, pastor cristiano, árbitro mundialista en Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. No desdeñó ser analista de televisión, pero, siempre inquieto, empezó a viajar a diversos países para ver futbol y tomar cursos como director técnico, y concluyó sus estudios en España.

¿En qué momento se le ocurrió a José Luis Trejo que en el equipo Salamanca (segunda división de España) podrían utilizar como figurín a Rodríguez? El ex silbante no aceptó la treta y exhibió a todos: Te invitan a trabajar y te empiezan a bloquear cuando no te alineas. Así no... En todos lados se cuecen habas.

El arbitraje de la Liga Mx quedó entrampado en el VAR. Está viviendo su torneo más crítico y Arturo Brizio no ha dicho esta boca es mía. Jornada a jornada los de negro cometen feos errores y peor aún, con sus decisiones titubeantes le dan argumentos a equipos como el Veracruz. Fidel Kuri hace rato perdió la respetabilidad con tantos desvaríos, pero Enrique Ojitos Meza es un tipo serio y lleva dos semanas haciendo reclamos.

Querétaro resbaló en casa y perdió lo invicto; Tigres y América, en el regreso de Memo Ochoa, jugaron sin garra ni trapío, eso sí, ya tienen más refuerzos: Diego Reyes y Richard Sánchez. Los Pumas se tambalean. Ricardo La Volpe salvó el pellejo: los Diablos Rojos jugaron feo, pero ya ganaron. Tigres y Cruz Azul disputarán la final de la Leagues Cup. Ya anotó Vincent Janssen, pero Monterrey no gusta. Y viene fecha doble.