Domingo 25 de agosto de 2019, p. 4
El tema de la guerrilla es clave para transformar la historia de México y, dada la difusión de los archivos policiacos, había que plantear la versión contraria a los torturadores
, dice el autor del texto Fritz Glockner, a propósito de su libro Los años heridos: la historia de la guerrilla en México 1968-1985.
El autor explica a La Jornada que “así como hay torturadores –Miguel Nazar Haro y Fernando Gutiérrez Barrios– hay mucho torturador de la historia o intelectuales cuya labor se centra en desvirtuar, sobre todo en este tema en que juegas con las fuentes encriptadas del Estado mexicano, que niegan la guerra de baja intensidad”, así como la “clandestinidad encriptada de los ex guerrilleros que sostienen: ‘¿cómo te voy a contar que asalté un banco, que disparé a un policía?’.
Muchas personas se ha ido con la finta de que los archivos de seguridad abiertos en 2002 son la neta del planeta. Siempre he dicho que hay que saber qué preguntas haces a esos documentos, porque son policiacos, no son históricos. La Dirección Federal de Seguridad no hacía historia. Eran datos para romperte la madre
, dice Glockner (Puebla, 1961).
El texto publicado por la editorial Planeta se originó en ver que, ¿todos los que están en Lecumberri acompañando a mi papá son fantasmas? ¿Por qué nadie sabe de su existencia? y ¿cómo reflejamos esta existencia al cabrón que está tomando un café en el parque, el intelectual o académico que está dando clases o el chavo que está recibiendo el conocimiento histórico de este país?
Relata que decidió rescatar de los sótanos del Estado mexicano la censura. Uno de los pilares de la guerra de baja intensidad es controlar la memoria. Y la memoria nos pertenece a todos. Los calendarios de los años tienen que ser nuestros, no del poder
.
El también historiador echa mano de la literatura como una forma de resarcir la tragedia
en la que, reconoce, “me ganó Salvador Castañeda con ¿Por qué no lo dijiste todo? y en los años 70 un par de novelas que nadie pelaba. Carlos Montemayor irrumpe con Guerra en el paraíso. Yo logré publicar Veinte de cobre”.
Los años heridos narra multiplicidad de personajes, sus decisiones y formación, la disciplina y las esperanzas de hombres y mujeres; el entorno injusto al que respondieron; aborda también las actividades que realizaron contra el poder y las fuerzas del orden. Explora los grupos originados en la República y la respuesta del gobierno a sus cuestionamientos.
Glockner considera que el libro recientemente editado es independiente de su predecesor Memoria roja: historia de la guerrilla en México 1943-1968. Hay un nexo cronológico e histórico, pero se pueden leer aparte
.
Sostiene que “hay que escribir historia narrativa, no la clásica pinche historia académica con citas, con la fuente, con la ‘rigurosidad’”. La historia es una ciencia social que en su construcción nos ubica en un presente que nos permite cultivar los sueños de futuro, no para crear placas de bronce o para generar nombres de cadáveres. Hay que hacer historia de fantasmas.
El periodo de 1968 a 1985 es la irrupción enloquecedora del movimiento armado mexicano, tanto en las áreas rurales, con Genaro Vázquez y Lucio Cabañas en Guerrero, como en las ciudades de México, Guadalajara, Monterrey y Culiacán, con actos como el de enero de 1971, cuando Diego Lucero y Raúl Ramos Zavala deciden organizar triples asaltos en Monterrey y en Chihuahua. ¿Cómo resuelves eso narrativamente?
Con este fin, el autor recha-za contar una historia seccionada o con saltos cronológicos por grupo armado que exponga el desarro-llo de la Liga Comunista 23 de Septiembre de principio a fin, y luego abordar al Movimiento de Acción Revolucionaria. “Yo tenía el objetivo de que la historia fuera no lineal, pero que cronológicamente te llevara. Empiezo con el 68. No quería la repetición de los juegos con los tiempos hacia atrás.
“La guerrilla sigue siendo un debate abierto, un ente histórico vivo. Sigue existiendo el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y otros como el EPR y el ERPI. Mi último censo me hablaba de 19 grupos clandestinos, hace tres años, en este país.
“El EZLN acaba de anunciar los nuevos Caracoles, que es una actuación pacífica, no violenta, pero siguen actuando. Las críticas que se han generado hacia Andrés Manuel López Obrador como el po-der desde el subcomandante Galeano demuestran una vida activa.”
Glockner sintetiza que en el presente el “debate entre los propios ex guerrilleros está muy contaminado de sus agravios. En toda la revisión que han intentado se nota que su debate y autocrítica están tocados por las viejas rencillas de la izquierda. Agravios físicos e intelectuales, de concepción de la revolución, de la guerrilla; son agravios de qué es lo importante en la guerra de guerrillas, el foco, las masas, el ejército liberador, el nacionalismo... Junto con el trauma de haber estado en un sótano en la tortura.
Los fantasmas rondan. Hay que saber convivir y emborracharse con ellos, y responderles lo que debemos responderles.