Miércoles 21 de agosto de 2019, p. 4
¿Ha envejecido la novela Rayuela? ¿Cuál es su valor en la literatura? ¿Los jóvenes explorando entre sus páginas?, fueron algunas de las preguntas provocadoras que se lanzaron en la presentación de la edición conmemorativa de esa obra de Julio Cortázar, publicada por primera vez en 1963.
Rosa Beltrán, Gonzalo Celorio y Eduardo Mosches conversaron en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes sobre ese libro, que cumple 56 años.
Celorio, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua, asestó: ‘‘Rayuela nos modificó la vida y no nada más el pensamiento, es decir, nos modificó la conducta, la escala de valores, el sentido del humor, nos enseñó a respirar, a caminar de una manera diferente, a subir las escaleras, a hacer el amor de una forma distinta.
‘‘Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”, frase que tantos han dedicado en las cumbres del camino amoroso, soñando con vagar por París, como retrató Cortázar la ciudad en la que vivió hasta su muerte en 1984. Pensamos en La Maga y el pequeño Rocamadour, que los lectores conocen por voz de Horacio Oliveira.
Sobre esta edición de la Real Academia Española y Alfaguara, Celorio añadió que cuenta con tres prólogos, con los demás integrantes del boom de la literatura hispanoamericana Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, además de una serie de estudios, entre otros de Sergio Ramírez, premio Cervantes.
También un cuaderno de la bitácora, ‘‘que es realmente una maravilla”, donde se revela el desarrollo de la obra, con su caligrafía, ‘‘es un instrumento interesante para conocer la génesis de la obra novelística mayor de Cortázar, que es Rayuela”. A las páginas de esta reciente edición se suman un glosario y una bibliografía.
‘‘Es una de las novelas más importantes para la historia de la literatura de lengua española; rompe con la tradición novelística de una manera tan radical”, dijo a modo de respuesta; ‘‘lo que hace no es sólo cambiar en términos temático y estilístico, sino que hace una modificación de carácter estructural, que es lo más importante de su aportación”.
A manera del juego dibujado con tiza sobre el piso, la ‘‘contranovela”, como la describió Cortázar, entre las páginas saltas sobre un pie, puedes ir en orden, siguiendo los números, vas y te regresas. En su momento, rompió con los esquemas, pues el lector tenía el poder de decidir avanzar por los capítulos como dicta la tradición, del uno al 56, seguir el instructivo planteado por el autor o vagar entre las páginas como se le diera la gana.
La escritora Rosa Beltrán, quien hace unos días lanzó en Twitter la pregunta alusiva al estado de la obra y el mito sobre su autor, ya con más de medio siglo de circular por el mundo, recibió una andanada de respuestas llenas de fervor.
‘‘Para mí una parte de la genialidad de Cortázar radica en el plan maestro de Rayuela”, expuso la autora, quien valoró la novela por ser una enciclopedia para jóvenes rebeldes, con lecciones sobre Paul Klee o las piezas de jazz, también habló de las utopías, dio la libertad al lector en el momento de las pugnas por la democracia, hace de los mecanismos una provocación, aunque hizo apuntes sobre la forma en que Oliveira se refiere a La Maga, ‘‘¿qué diría el #MeToo?”
‘‘Rayuela no envejeció. Envejecimos nosotros”, contó Beltrán.