Sheinbaum busca recomponer figura // Cambia discurso y enfoque // Ineficacia ante violencia contra mujeres // Exigen remover jueces corruptos
anto se enredó Claudia Sheinbaum en fijar su posicionamiento respecto a las protestas en la Ciudad de México por la violencia contra mujeres y por la desatención institucional a la gravedad del tema, que este domingo terminó reconociendo de manera indirecta lo insostenible de sus posturas, al anunciar que la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México no abrirá carpetas de investigación por los delitos que se hubieran cometido en edificios públicos, propiedades del Metrobús y monumentos como el Ángel de la Independencia ni contra activistas o quienes arrojaron diamantina rosa al secretario de Seguridad Ciudadana, pues aseguró, no se va a criminalizar la protesta social
. La acción penal sólo se concentrará, según este giro de la jefa de Gobierno de la capital del país, en las agresiones contra periodistas.
El mismo viernes de la más violenta de las protestas de mujeres, Sheinbaum había tuiteado a las 9.16 pm: Sobre la manifestifestación (sic) del día de hoy, esta es nuestra postura
. Y añadió la imagen de un comunicado de prensa en el que aseguraba: en el caso de las agresiones directas a periodistas, personas y las graves afectaciones a los edificios públicos, se han iniciado por parte de la Procuraduría General de Justicia las carpetas de investigación correspondientes y no habrá impunidad
. En menos de 48 horas la postura cambió de manera notable.
En ese mismo comunicado del viernes, Sheinbaum insistía en el uso del término legitimidad
, al igual que el sábado, cuando tuiteó que estaba preparando diversas reuniones con organizaciones de mujeres que luchan legítimamente contra la violencia de género
. Es decir, la ex jefa delegacional en Tlalpan insistía en determinar, a su saber y entender, cuáles son las manifestaciones legítimas
y, por tanto, cuáles serían susceptibles de ser atendidas.
El cambio de actitud de Sheinbaum es positivo, pues a fin de cuentas parece aceptar que en el fondo de las protestas de mujeres hay razones y hechos que van más allá de las formas, por violentas e incluso delictivas que en ciertos momentos pudieran ser: que hay un explicable y justificado hartazgo de mujeres que no han encontrado ni pizca de solución auténtica a través de los medios institucionales o el diálogo pacífico; que el aparato de gobierno, policía y procuración de justicia que ella encabeza en la Ciudad de México (con otras acompañantes femeninas en el primer nivel: la procuradora Ernestina Godoy y la secretaria de Gobierno, Rosa Icela Rodríguez) no ha podido responder de manera oportuna, eficaz y convincente ante un problema gravísimo que se presenta en muchas partes del país (el estado de México, para no ir más lejos, ante la indolencia absoluta del presunto gobernante, Alfredo del Mazo), pero que en la capital debería merecer enfoques y abordamientos de plena izquierda y no argumentaciones falsamente justificatorias que pretenden atribuir el gran enojo y las consecuentes acciones de denuncia y presión a provocaciones
(que de ser ciertas deberían ser probadas jurídicamente y no sólo de forma retórica) y a protestas no legítimas
.
Lo cierto es que, así haya sido con hechos violentos (que son infinitamente menores a los que sufre cotidianamente una infinidad de mujeres en todo el país, y en especial en la Ciudad de México y su zona conurbada), ha sido puesto sobre la mesa con especial énfasis y marcada exigencia de respuestas, el tema de la violencia contra las mujeres y los feminicidios, aparejados a la impunidad de los delincuentes y la ineficacia de las autoridades.
Astillas: Ayer se realizó una manifestación contra la corrupción en los poderes judiciales, federal y estatales con la exigencia de que haya remociones. Frente al edificio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se concentraron ciudadanos convocados mediante redes sociales bajo la etiqueta #MarchaCívicaContraJuecesCorruptos… Y, mientras el empresario argentino Carlos Ahumada ha sido puesto en libertad en Buenos Aires, ¡hasta mañana!
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