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Es momento para hacer trabajo territorial Rocío Miranda
Cecilia Navarro
No todas las organizaciones se están movilizando o tienen necesariamente una visión crítica de las nuevas políticas para el campo mexicano. Para Rocío Miranda, de la Promotora de gestión y enlace para el desarrollo rural y del Movimiento Campesino Plan de Ayala siglo XXI, es más preocupante la burocracia reacia al cambio que las políticas implementadas o las implicaciones de los nuevos programas para el sector. El reto, dice, está en la capacidad de las organizaciones para dejar la gestoría de recursos y hacer trabajo territorial. ¿Cuál es su balance de la nueva política para el campo? Estamos ante una política pública totalmente distinta a la del pasado. El apoyo directo a los pequeños productores minifundistas es un planteamiento totalmente diferente al anterior, cuando todo se hacía a través de los proyectos que las organizaciones ingresábamos. Con el levantamiento del padrón vía los servidores de la nación el gobierno ha hecho lo que nosotros hacíamos. Las organizaciones como la que represento tenemos la visión de que nuestra tarea es informar a nuestros agremiados de cómo son las políticas en la nueva administración. Y al tener a la población en el territorio informada sobre cómo es la política pública muchos minifundistas se ven favorecidos a través de los nuevos programas. Las organizaciones que tienen trabajo en el territorio pueden coadyuvar en dar información de la política pública, y las organizaciones que se quedaron acostumbradas al patrón anterior y no vieron cómo era la política pública se quejan de que no son consideradas, pero a quienes representamos es a quienes les llega el apoyo directamente. Eso es lo ideal. Por eso algunas organizaciones no nos estamos movilizando. ¿Por qué otras organizaciones se están movilizando, a menos de un año de la implementación de estos cambios? Por no adecuarse a la nueva política y porque es cierto que había programas que favorecían el trabajo de asistencia técnica, capacitación, fortalecimiento y las organizaciones los promovían centralmente, en la Ciudad de México. Era la manera de negociar, de tratar con el gobierno federal. También es cierto que hay lentitud en la aplicación de programas, debido al acoplamiento entre una administración y otra. En las burocracias siempre hay resistencia a obedecer y a entender las nuevas políticas. ¿Cómo ve las transferencias directa de apoyos, y el nuevo foco en los pequeños productores abandonados durante tantos años? Es una buena señal. Antes 70% de los recursos eran para grandes productores agroindustriales y comercializadores y no para los pequeños productores. La gran diferencia es que ahora 70% los apoyos van al pequeño productor de manera directa vía las tarjetas electrónicas. Habrá que poner cuidado en informarle a la gente que el dinero es para producir alimentos, para su maíz, su frijol, para sus plantaciones de café, cacao y caña. Ojalá los productores entiendan que es así, tengo la esperanza de que así va a ser. La crítica de las organizaciones movilizadas es que está mal que la Sader haga política social en vez de política para la producción de alimentos. ¿Está de acuerdo con ese señalamiento? El objetivo principal es producir alimentos, los campesinos son sujetos de derechos. Es una apuesta por que usen el recurso para lo que fue destinado. Es muy arriesgado hacer generalizaciones, decir que todos están haciendo eso. Nosotros, en el norte de Chiapas, donde ha llegado el recurso de Producción para el bienestar, la gente compra insumos para producir maíz, principalmente. En 99% la gente lo usa para lo que es. Tenemos que creer en el trabajo que hacemos, que difundimos o sería como escupir al cielo, porque, ¿para qué servimos las organizaciones sino es para informarle a la gente cómo es la nueva política? Mas allá de las transferencias, con la nueva administración ha habido una descalificación constante a las organizaciones. ¿Estas críticas se justifican o no? Las grandes organizaciones campesinas tenían sótanos, pisos, techos y edificios financieros, dependiendo de cómo se acomodaban al régimen o al partido en el gobierno. Durante mucho tiempo las organizaciones nos acostumbramos a tener trato directo y central con funcionarios. Ahora es nuestro momento para demostrar que tenemos trabajo territorial. Si lo tenemos no nos va a costar trabajo colocarnos en ejidos y comunidades para emprender el desarrollo. Será interesante hacer trabajo territorial con visión regional, con los proyectos estratégicos que requiere nuestro país para llegar a la autosuficiencia alimentaria. Somos deficitarios en maíz, trigo sorgo, arroz. Es un reto, las organizaciones nos acostumbramos a que depende de quién gobernaba el cómo nos atendían. Las que hemos estado en la izquierda nos ha costado organizar a la gente. Ahí está el quid, la organización democrática y libre de los productores para generar desarrollo rural desde abajo. Creo que también había mucha corrupción, había la solicitud de moches para dar o no recursos, a partir de las organizaciones, de los campesinos y los indígenas, en los pisos de desarrollo y los Cader. Reestructurar esas instancias, va a ser importante para sanear el mal funcionamiento. ¿Cómo debe ser la nueva relación con el gobierno? Debe ser de respeto, de reconocimiento a las actividades. Las organizaciones estamos emplazadas a refuncionalizarnos y profesionalizarnos en el trabajo que hacemos, no como gestores de folios sino como articuladores de política pública, como profesionales a la hora de llevar asistencia técnica y tecnología de punta a las comunidades, desde lo que ellos quieran y necesiten y no de tengo tal o cual proyecto, ¿cuál quieres? Ahora es la gran oportunidad de que los campesinos digan quiero esto, tengo estas posibilidades, este potencial, necesito esto. Necesito un empujón. ¿Qué le preocupa de la nueva política para el campo? A mí me preocupa la burocracia que se resiste dentro, los funcionarios del pasado que no entienden la nueva política territorial. Me preocupa también la lentitud con la que se ejercen recursos de algunas secretarías y la falta de difusión hacia el campesinado. Si nos ponemos acordes con este nuevo tiempo de la 4T, las organizaciones vamos a tener oportunidades de desarrollo y refuncionalización para la verdadera organización de los productores en el territorio.•
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