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Rosario Robles, ¿chivo expiatorio?
¿E

s Rosario Robles un chivo expiatorio? Según Andrés Manuel López Obrador sí lo es. Al menos en dos ocasiones lo ha dicho así. Cuestionado acerca de la presunta culpabilidad de Robles en la nombrada estafa maestra, AMLO ha respondido que los verdaderos responsables son otros y que la ex secretaria de dos dependencias federales no fue quien originalmente maquinó el fraude.

En septiembre del año pasado, ya como presidente electo y ante la insistencia de reportero(a)s sobre su actuar en lo referente a casos de corrupción en el sexenio de Peña Nieto, López Obrador manifestó: “Dije con mucha claridad [en campaña] que no era mi fuerte la venganza; en un debate hasta le dije a uno de los candidatos [el panista Ricardo Anaya] ‘ni a ti te voy a meter a la cárcel’. ¿Rosario Robles es un chivo expiatorio, sí o no? Sí, como otros, porque los de la mafia de poder y algunos medios de información les gusta mucho ofrecer circo a la gente y nosotros ya no queremos eso”. Más o menos expresó similares términos hace unos días: “Yo sigo pensando lo mismo, que los responsables de la tragedia nacional son los de mero arriba, tanto del sector público como del sector privado, nada más que ya no puedo llamarles como les decía antes. ¿Y qué era lo que sucedía? Se simulaba, se exponía a chivos expiatorios”.

Es necesario comprender el significado original de la imagen del chivo expiatorio para dilucidar el sentido de lo expresado por el Presidente en el caso Rosario Robles. En la Biblia, Levítico capítulo 16, Dios instruye a Moisés para que a su vez él transmita a su hermano Aarón cómo debía hacerse propiciación por los pecados del pueblo. Cada año, el día 10 del mes séptimo, el sacerdote tenía que elegir dos machos cabríos, Uno era degollado para expiar las impurezas y transgresiones de los israelitas, cualesquiera que hayan sido sus pecados (versículo 16).

Al otro animal se le imponían las manos sobre la cabeza. El oficiante confesará entonces todas las iniquidades y transgresiones de los israelitas, cualesquiera que hayan sido sus pecados. Así el macho cabrío cargará con ellos, y será enviado al desierto por medio de un hombre designado para esto. El hombre soltará en el desierto al macho cabrío, y éste se llevará a tierra árida todas las iniquidades (versículos 21 y 22). Ambos chivos eran inocentes. El sacrificado vertía su sangre para limpiar la culpa del otro, el llevado al desierto cargaba simbólicamente con transgresiones no perpetradas por él y debía enfrentar condiciones muy hostiles que le matarían poco a poco. Tal es el origen y sentido del Día del Perdón (Yom Kippur), ceremonia que, según el calendario hebreo, este año tendrá lugar el 9 de octubre. Afirma Xabier Pikaza que “esta es la fiesta básica del judaísmo interpretada como comunidad cultural […]. Ha venido a convertirse en la fiesta por excelencia: día del encuentro purificador de Dios con su pueblo, anticipación de su presencia final” (Gran diccionario de la Biblia, segunda edición, Editorial Verbo Divino, Navarra, España, 2015, p. 453).

Dado que AMLO es muy dado a usar imágenes bíblicas, las que frecuentemente cita en las conferencias de prensa matutinas, es válido preguntarse si para él Rosario Robles está cargando con delitos que no cometió. Porque si nos atenemos al origen del sacrificio penitencial, el chivo expiatorio era un vehículo para llevar sobre sí cargas y faltas de otros. Es decir, era completamente inocente y por ello se le imputaban transgresiones ajenas. En sintonía con el imaginario bíblico sobre la función del chivo expiatorio, ¿acaso cree el Presidente que la ex secretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano nada tuvo que ver en la estafa maestra? ¿O usa el concepto en el sentido de que no solamente ella se benefició con dicha operación fraudulenta, sino también otros personajes del sexenio peñanietista?

Este mecanismo de trasladar culpas de unos a quienes no son culpables, y cómo viene a ser catarsis personal o grupal lo ha estudiado magistralmente René Girard en El chivo expiatorio (Editorial Anagrama, Barcelona, 1982). La estigmatización de quienes deben ser inmolados en beneficio de una comunidad que considera que le han sobrevenido catástrofes mediante la presencia de los extraños, está presente en todas las culturas. Es un mecanismo supuestamente purificador que victimiza a inocentes. En la historia abundan casos de pretendidos actos de limpieza propiciatoria.

La estafa maestra fue una operación concertada, que requirió participación de encumbrados personajes y conocimiento del mundo financiero. El trasiego ilícito de fondos no lo hicieron seguramente chivos expiatorios, sino consumados delincuentes.