Hong Kong. El aeropuerto de Hong Kong vivió ayer una segunda jornada de caos con la suspensión de cientos de vuelos debido a las manifestaciones opositoras, que según el gobierno local han llevado a la ciudad a un camino sin retorno.

La policía antidisturbios se enfrentó a los manifestantes que por segundo día interrumpieron las operaciones de uno de los aeropuertos más importantes del mundo.

La autoridad suspendió todos los vuelos después de que los manifestantes ocuparon la zona de facturación, poco tiempo después de que se habían reanudado las actividades tras el bloqueo del lunes, que duró unas 14 horas.

Autoridades informaron que durante la madrugada de este miércoles los manifestantes fueron abandonando las instalaciones y se reanudaron los vuelos.

Armados con gas lacrimógeno y garrotes, los uniformados confrontaron a los manifestantes que utilizaron los carritos de equipaje para bloquear las entradas a la terminal. Algunos pasajeros protestaron por el bloqueo, pero hubo quienes apoyaron las acciones.

Un grupo de oficiales ingresó a la terminal aérea, y a su paso se escucharon consignas de repudio debido a que en un enfrentamiento el domingo anterior una mujer recibió un disparo de bala de goma en un ojo, informó el diario inglés The Guardian.

La agentes emplearon gas pimienta contra manifestantes mientras escoltaban desde el aeropuerto a un hombre que fue llevado en ambulancia que, según los activistas, era un uniformado infiltrado. Poco después, otro hombre fue sacado en ambulancia, después de que un pequeño grupo lo golpeó y lo acusó de ser un espía. El Global Times, diario oficial chino, indicó que era uno de sus reporteros.

Más enfrentamientos ocurrieron cuando varios vehículos policiales fueron atacados por manifestantes, y efectivos antidisturbios intentaron dispersarlos.

En un video que circula en redes sociales se observa a un policía que apunta su arma a unos manifestantes que lo acorralaron. Los incidentes se saldaron con varios heridos, aunque al cierre de esta edición no había un balance oficial.

Tras 10 semanas de protestas, la ex colonia británica vive la crisis política más grave desde que fue devuelta a China en 1997. El detonante fue el rechazo a una ley de extradición a Pekín, pero el movimiento pasó entonces a denunciar un retroceso en las libertades y exigir la renuncia de la jefa de gobierno, Carrie Lam, quien alertó nuevamente sobre las peligrosas consecuencias para la ciudad, una de las capitales mundiales de las finanzas.

La violencia, ya sea su uso o su justificación, llevará a Hong Kong por un camino sin retorno y hundirá a la sociedad en una situación muy preocupante y peligrosa, aseguró la gobernante en rueda de prensa.

China acusó a fuerzas extranjeras, a manos oscuras, de estar detrás de los disturbios, y advirtió que dichas manos deben ser cercenadas, publicó El Diario del Pueblo, periódico del Partido Comunista.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuiteó que sus servicios de inteligencia informaron que Pekín traslada tropas hacia la frontera con el enclave, y pidió conservar la calma. El lunes, medios estatales chinos difundieron videos en los que se observa a docenas de vehículos militares reunidos en un estadio de la ciudad de Shenzhen, fronteriza con la ex colonia británica.

Trump afirmó que la situación en el territorio semiautónomo es muy difícil, pero espera que se resuelva de forma pacífica, sin que nadie sea asesinado.

La alta comisionada de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, se declaró preocupada por la violencia en Hong Kong, pero Pekín acusó a la diplomática chilena de interferir en sus asuntos internos.

La Unión Europea pidió a los manifestantes de Hong Kong y a la policía evitar todo tipo de violencia y dar pasos urgentes para reducir la tensión e iniciar un diálogo amplio e inclusivo.

Por otro lado, China negó la solicitud de dos buques de la Armada estadunidense para visitar Hong Kong, informó la Flota del Pacífico.