Sembrar cannabis reditúa más
Junto a las vides florecen miles de plantíos de droga
Lunes 12 de agosto de 2019, p. 36
Lompoc . Vitivinicultores y cultivadores de mariguana están enfrascados en una guerra imprevista en una región vinícola de California, donde la proliferación de granjas de cannabis amenaza a la tradicional industria del vino.
La batalla, que comenzó a perfilarse después de que California legalizara la mariguana recreativa en noviembre de 2016, enfrenta a viticultores del condado de Santa Bárbara y residentes de la pintoresca ciudad costera de Carpintería.
El mercado de cannabis se ha expandido gracias en parte a regulaciones flexibles que abrieron la puerta a una avalancha de productores interesados en sacar provecho de esta lucrativa cosecha.
Esta es la mayor amenaza a la industria del vino que he visto en mis 25 años aquí
, dice Stephen Janes, gerente general de Viñedos Pence.
De la noche a la mañana, millones de plantas de cannabis –cuya hectárea vale millones de dólares– florecieron en los valles de Santa Ynez y Santa María, junto a las vides.
En Carpintería, los invernaderos que solían cultivar hortalizas ahora contienen mariguana, para disgusto de algunos residentes locales irritados por el olor penetrante que emana de las plantas.
Además, viticultores, productores de aguacate y otros agricultores dicen que tienen que cuidar sus prácticas para que los recién llegados no los demanden por contaminar sin advertirlo su valioso cultivo, a la vez que temen que sus uvas puedan contaminarse con partículas de esas plantaciones.
Esto se ha convertido en una pesadilla viviente
, se queja Joseph, cuyo vecino interpuso una demanda en su contra por temor a que los pesticidas que usa en sus vides puedan contaminar su cannabis.
Funcionarios del condado de Santa Bárbara impulsores de la mariguana reconocieron que deberían haber anticipado las consecuencias involuntarias de las granjas de cannabis en la agricultura existente y los residentes de la región.
Joan Hartmann, una de las funcionarias, dice que se ha limitado el cultivo de cannabis en la región a menos de 800 hectáreas y asegura que se están explorando formas de calmar el conflicto.
Graham Farrar, presidente de la Asociación Cannábica Local para Productores Responsables, sostiene que los cultivadores de mariguana se han esforzado por ser buenos vecinos, instalando sistemas de control de olores y aportando impuestos necesarios para la comunidad.
Asimismo, desestima las quejas sobre el olor, asegurando que es ocasional y no abruma.
Para una industria que ha estado aquí durante 40-45 años y contribuye con mil 800 millones de dólares a la economía local, que otra industria llegue y nos haga cambiar nuestros modos, afecte nuestro cultivo, no creo que sea justo
, alega Janes.