i primer comentario apareció el 1º de octubre de 1998. Fue publicado por el Centro Fernand Braudel (FBC) en la Universidad de Binghamton. He producido comentarios el primero y el 15 de cada mes sin excepción. Este es el comentario 500. Este será el último comentario que escriba.
Me he dedicado a escribir estos comentarios con total regularidad. Pero nadie vive para siempre y no hay modo de que pueda seguir haciendo estos artículos por más tiempo.
Así, hace algún tiempo me dije que haría el número 500 y después me retiraría. Ya hice el número 500 y me retiro.
Mis comentarios tienen un formato especial. No son blogs, que son escritos en que los escritores los van cambiando a su voluntad. Por el contrario, se supone que mis comentarios sean permanentes y que no cambien nunca.
Los comentarios han tenido un formato claro. Algunos, como en el comentario número uno, el título es el tema. Pero con más frecuencia el título es el tema según el modo particular que anoto a continuación.
El comentario abre con algunas cuantas palabras para atraer la atención del lector, seguidas ya sea por una pregunta o por dos puntos. De ahí sigue lo que podría decirse un subtítulo en que hago referencia concreta a lo que este comentario alude. Éstas son unas cinco o seis palabras adicionales.
Pueden traducirse todos los comentarios y yo he intentado que se traduzcan los más posibles. Las traducciones tienen un formato estricto. Concedemos derechos de traducción gratis para las primeras mil copias de la traducción inicial. Esto es para pagar los costos de traducirlos.
De nuevo, los comentarios deben seguir ciertas reglas. Nada puede añadirse y nada puede suprimirse del comentario, que debe ser reproducido en total fidelidad. Con el fin de garantizar que éste sea el caso, la propuesta de una nueva traducción debe responderse de la siguiente manera.
Primero, revisamos si antes se ha traducido un comentario. Si éste es el caso, agradecemos a la o el proponente su interés y le indicamos que ya se hizo. Les indicamos dónde puede hallar la traducción completa. Sólo puede haber una traducción, y sólo puede haber una versión en inglés.
Hay un solo lenguaje al que se tradujeron todos los 500 comentarios. Este lenguaje es el chino mandarín. Es más, la traductora siempre fue la misma persona. Ella es una antigua estudiante mía y está muy familiarizada con mi pensamiento. Otros lenguajes cuentan con muchos artículos traducidos, pero sólo el mandarín los tiene todos.
Desde hace tiempo, están disponibles para su compra por publicaciones con fines de lucro. Pueden entrar en contacto con mi agente: la Agence Global. Aprovecho la ocasión para agradecer a todas las personas involucradas en cumplir con estos acuerdos.
Soy yo, y nadie más, quien elige el tema del comentario y quien garantiza la singularidad de la traducción. Todos los comentarios y todas sus traducciones están archivados y están disponibles para cualquiera, sea la persona que nos escribe con regularidad o simplemente alguien que se sintoniza con nosotros por una sola ocasión. Estos comentarios son miembros permanentes de la comunidad de los comentarios.
Es en este sentido que el presente comentario está llegando a su fin.
Es el futuro lo que es más importante y más interesante, pero es inapresable inherentemente. Debido a la crisis estructural del moderno sistema-mundo, es posible, posible pero no absolutamente cierto, que un uso transformador de un complejo 1968 sea logrado por alguien o algún grupo. Probablemente llevará mucho tiempo y continuará mucho después del final de los comentarios. Es difícil predecir lo que configura esta nueva actividad.
Así, el mundo puede seguir recorriendo senderos paralelos. O no. He indicado en el pasado que pienso que hay una lucha crucial, que es la lucha de clases, entendiendo clase en su sentido más amplio. Lo que puedan hacer quienes vivan en el futuro es luchar consigo mismos para que este cambio sí sea uno real. Sigo pensando, por tanto, que hay una probabilidad de 50-50 de que ocurra un cambio transformador, pero sólo 50-50.
Traducción: Ramón Vera-Herrera
© Immanuel Wallerstein