n la raya, por un pelito, pero oficialmente la economía mexicana creció (término que hay que tomar con extrema cautela) en el segundo trimestre del año y con ello evitó caer en la recesión técnica pronosticada por los biliosos videntes financieros, lo que motivó al presidente López Obrador a celebrar esta muy buena noticia, porque el avance (0.1 por ciento) registrado en ese periodo despeja el miedo y la intención de crear desconfianza.

Ayer a temprana hora el Inegi divulgó su Estimación oportuna del producto interno bruto (PIB) trimestral correspondiente a abril-junio del presente año, y el dato concreto es que tal indicador aumentó 0.1 por ciento en términos reales. Esa es la buena noticia que motivó al presidente López Obrador a declarar que no les funcionó su pronóstico a los expertos (los videntes, pues). ¿Cómo estaban las apuestas? Que se iba a caer la economía. Estuvieron dale, dale y dale.

Y sí, en términos ultraestrictos la economía no cruzó la raya en el trimestre referido, pero de cualquier suerte el resultado divulgado por el Inegi no es precisamente para celebrar. Mucho más consistente es el empujoncito de 485 mil millones de pesos anunciado por el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, pues esa inversión no sólo impulsará a la economía mexicana y paulatinamente la alejará de la raya, sino que generará empleo y bienestar. Por cierto, el funcionario subrayó que México no está en recesión, aunque sí en desaceleración, la cual, por cierto, comenzó en el segundo semestre de 2018, con Peña Nieto aún despachando en Los Pinos.

Pero el resultado (preliminar) del PIB trimestral cayó bien en Palacio Nacional, al grado de que el primer mandatario celebró las cifras que demuestran que sí, con austeridad, gastando bien, se puede crecer; que con el gasto bien orientado a quienes más lo necesitan se puede reactivar la economía, nada más que abajo. Ya no hay mal humor social (como en su momento lo dijo Peña Nieto); a lo mejor en algunos, porque cada vez son menos los que están aferrados y no entienden, no quieren aceptar la realidad.

En el detalle, el Inegi informa que de abril a junio de 2019 la economía mexicana creció 0.1 por ciento; en el primer semestre del año avanzó 0.3 por ciento y si se compara ese periodo con igual lapso de 2018, entonces el progreso fue de 0.4 por ciento.

La que no amaneció tan contenta fue la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), pues decidió aplicar un tijeretazo a su pronóstico (de 1.7 a 1 por ciento) sobre el crecimiento de México en el presente año. El organismo especializado de la ONU estima que la diferencia es consecuencia de los retrasos en la ejecución del presupuesto público (relacionados con el comienzo de una nueva administración), la caída en la inversión y el débil consumo, tanto público como privado.

El organismo especializado de la ONU divulgó ayer su Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2019 y para el caso mexicano proyecta un efecto menos positivo de la demanda externa, debido a la desaceleración de la economía de Estados Unidos, causada entre otras cosas por la pérdida del impulso que en 2018 le dio la disminución de impuestos federales. Se espera que en 2019 la inflación se ubique en un 3.7 por ciento, con lo que convergería con el rango meta del banco central, y que la tasa de desempleo alcance 3.6 por ciento.

Para la Cepal la economía también se vio afectada por la toma de vías férreas en enero, las huelgas en las maquiladoras, la cancelación del nuevo aeropuerto de la CDMX, el insuficiente abasto de gasolina en enero en estados importantes para la actividad económica y la incertidumbre financiera por las tensiones comerciales globales (incluida la amenaza de imposición de aranceles por parte de Estados Unidos), que ha tenido un peso importante”.

Las rebanadas del pastel

Con tantos políticos y empresarios con la boñiga hasta el cuello, la industria del amparo está en jauja y el esfuerzo anticorrupción se topa con los jueces.

cfvmexico_sa@hotmail.com