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Tres huelgas, 12 años // Larrea: ¿paz laboral? // AMLO: negociación

E

n gobiernos anteriores –concretamente los de Calderón y Peña Nieto– los secretarios del Trabajo en turno presumían que existe paz laboral, porque, decían, el país acumula muchísimos meses sin huelgas a nivel federal, lo que confirma la capacidad de diálogo de las partes. Desde luego, la contabilidad y la declaración únicamente eran mera propaganda, pues sólo en el sector minero se registraban tres grandes estallidos (Cananea, Sombrerete y Taxco) que nunca resolvieron por ser todas en empresas de Grupo México, propiedad del tóxico empresario Germán Larrea.

Pues bien, hoy esa tan cacareada paz laboral cumple 12 años a lo largo de los cuales dos inquilinos de Los Pinos (Calderón y Peña Nieto, amén de Fox por lo de Pasta de Conchos) y cuatro secretarios del Trabajo (Javier Lozano Alarcón, Rosalinda Vélez Juárez, Alfonso Navarrete Prida y Roberto Campa Cifrián) sólo hicieron una cosa: proteger ignominiosamente los intereses de Larrea (otras autoridades de los mismos gobiernos hicieron lo propio en los planos político, económico y ecológico).

Las tres huelgas mineras estallaron el 30 de julio de 2007 y junto con esos señores de la paz laboral el tóxico empresario fue cubierto con el manto protector de siete secretarios de Gobernación, que sólo dedicaron su tiempo y esfuerzo a cuidarle la espalda –y los bolsillos– al dueño de Grupo México (uno de ellos, Fernando Gómez Mont, incluso fue –es– abogado del citado empresario y su corporativo antes de ocupar sin decoro alguno la oficina principal en Bucareli, de tal suerte que el tóxico magnate se daba el lujo de decidir quién despachaba en el Palacio de Cobián).

Se supone –sólo eso– que una de las funciones primordiales de la Secretaría del Trabajo es equilibrar la relación de lo que antes pomposamente se llamaba factores de la producción, pero desde hace mucho tiempo ello se ha quedado en carácter de supositorio, porque tal institución únicamente ha protegido los intereses de los magnates y a 12 años del estallido de las huelgas mineras en Cananea, Sonora; Sombrerete, Zacatecas, y Taxco, Guerrero, la situación se mantiene irresuelta, sin olvidar el tiradero tóxico de Larrea (por ejemplo, la Profepa debe darse una vuelta por la mina de Taxco para constatar el regadero de contaminantes dejado por el consorcio y que se niega a limpiar).

El 30 de julio de 2007, simultáneamente, alrededor de 3 mil mineros estallaron la huelga en tres minas concesionadas a Grupo México: Cananea, Sombrerete y Taxco, por las constantes violaciones a los contratos colectivos y la falta de seguridad e higiene, según denuncia del sindicato minero, algo que recordaba lo sucedido en Pasta de Conchos (también entregada al impune de Larrea) en febrero de 2006, donde murieron 65 mineros.

Ese día, 12 años atrás,el sindicato minero denunció que ante la complacencia gubernamental (como en Pasta de Conchos), Grupo México no quiere revisar el contrato colectivo de trabajo ni establecer medidas de seguridad, pero sí promueve despidos injustificados y envía grupos de choque para intimidar a los trabajadores que ya no tolerarán esa situación, con todo y que en algún momento uno de los titulares del Trabajo presumía: No existe precedente alguno en la historia nacional de un periodo tan largo de paz laboral. Sí, paz porfiriana.

Debieron transcurrir 12 larguísimos años (dos gobiernos con muchos funcionarios corruptos y protectores de magnates) para que finalmente el gobierno federal proponga una mesa de negociación entre los mineros y el tóxico, que se instalará a más tardar en 10 días, según anuncio del presidente López Obrador, para solucionar las huelgas en Cananea, Sombrerete y Taxco. A ver si ahora va en serio.

Las rebanadas del pastel

Los abajo firmantes del Pacto por México prometieron una nueva ley de explotación minera que revise el esquema de concesiones y transforme la minería en una industria eficiente y socialmente responsable. Lo único que hicieron fue proteger, aún más, a los barones del sector.