Recorte del FMI, baño de realidad
Miércoles 24 de julio de 2019, p. 23
El recorte a la estimación del crecimiento económico de México que hizo el Fondo Monetario Internacional (FMI) es un baño de realidad
, afirmaron especialistas, quienes enfatizaron que es absolutamente necesario que el gobierno federal aplique medidas contracíclicas para generar un repunte.
Pedro Tello, analista de temas económicos y financieros, dijo en entrevista que la revisión a 0.9 por ciento que hizo el organismo internacional para 2019 significa un auténtico golpe de realidad entre el desbordado optimismo que prevalece todavía en el Presidente de la República y una planta productiva que avanza a ritmo cada vez menor y perfila 2019 con el menor crecimiento en los últimos 10 años
.
Indicó que este baño de realidad
se explica porque tres de los cuatro motores que mueven a cualquier economía –inversión, consumo, gasto gubernamental y exportador– están debilitados. En el caso de las exportaciones, el panorama no es el mejor.
No hay economía que pueda aspirar a un crecimiento más acelerado, si tres de sus cuatro motores están debilitados y uno de ellos virtualmente apagado.
Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios, dijo a La Jornada que el recorte que hizo el FMI deriva del debilitamiento de la confianza, la seguridad y la inversión, que a su vez es reflejo de que el gobierno no está ejerciendo el gasto programado, el cual, según estimaciones de la unidad dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha caído 88 por ciento entre enero y mayo pasados.
Agregó que esto afecta la inversión empresarial, por ejemplo a la industria metalúrgica, que representa 14 por ciento del producto interno bruto.
Destacó que el FMI mantuvo su pronóstico de crecimiento para 2020 en 1.9 por ciento, pero eso dependerá del gobierno federal, si ofrece seguridad jurídica, física y fiscal. Ello aunado al ejercicio del gasto, pues sólo así la economía entrará a otro dinamismo.
Tello consideró que son absolutamente necesarias medidas anticícilicas. Pero para hacerlas realidad necesitamos un gobierno federal dispuesto a realizarlo, empresarios dispuestos a comprometerse con el repunte de la inversión y consumidores con nivel de confianza mayor al que en este momento tienen para poder adquirir bienes y servicios. Si no se cumplen esas tres condiciones, no hay manera de que podamos avanzar hacia una política anticíclica.