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Política alimentaria canadiense,
Víctor Suárez Carrera Subsecretaría de Alimentación y Competitividad, Sader
El pasado 17 de junio el gobierno de Canadá anunció su primera Política alimentaria federal, la cual aborda fórmulas para atender en el país los principales retos globales de la alimentación de una forma integral. Su propuesta va desde trabajar para generar una oferta suficiente en regiones con pobreza y hambre, hasta reforzar la calidad y sanidad para los mercados extranjeros pero también en los domésticos, y considera el fomento al consumo de productos locales, nacionales, con una etiqueta que así los identifique; el abatimiento del desperdicio, y los conceptos de alimentos seguros, nutritivos y culturalmente diversos. Esta política, que también busca hacer frente al engaño a los consumidores y a la competencia desleal entre empresas (que se cometen con etiquetados incorrectos y otros fraudes), fue construida a partir de una encuesta realizada por vía electrónica en 2017 a más de 45 mil productores y procesadores de alimentos, expertos en medio ambiente, salud y seguridad alimentaria, grupos indígenas, organizaciones no gubernamentales y defensores de la comunidad. Para México una experiencia así es como agua fresca, sobre todo cuando proviene de un país socio en el TMEC y con el cual compartimos una vecindad muy importante, la que tenemos con Estados Unidos, potencia agrícola global y nuestro principal abastecedor externo de materias primas agrícolas y alimentos (con muchos aspectos debatibles, como es el dumping, los subsidios, la tendencia a los alimentos híper industrializados, la producción de cultivos transgénicos, etcétera). Es como agua fresca porque desde la Secretaría de Agricultura estamos haciendo esfuerzos coordinados con otras instancias del gobierno federal, como las Secretarías de Salud, Medio Ambiente, Educación y Economía y el Instituto Nacional de Salud Pública, y con organizaciones de la sociedad civil como El Poder del Consumidor, para construir un sistema agroalimentario justo, sustentable y saludable. Esto es un sistema que vincule las políticas, programas y acciones en materia agropecuaria, con las de salud, medioambientales, educativas y de corte social, de forma tal que estemos todos en el gobierno en una misma sintonía e impulsemos materias primas agrícolas producidas con el mayor cuidado posible de nuestros recursos agua y suelos y de los ecosistemas y con el cuidado de excluir agrotóxicos y pesticidas de alta peligrosidad; materias primas que contribuyan así una alimentación que sea suficiente (en principio para los propios productores y luego para el conjunto de la población) y que sea nutritiva, saludable y con calidad. Entre los factores que hemos discutido en un grupo intersecretarial para avanzar en la búsqueda de este sistema está la necesidad de fomentar la mejora de la infraestructura y las condiciones de ocupación en las zonas rurales, la atención prioritaria de grupos vulnerables rurales y urbanos, el fortalecimiento de la soberanía alimentaria y la provisión de atención médica gratuita. Más adelante en este texto describo acciones puntuales de la política alimentaria canadiense anunciada, lo que muestra cómo coincidimos en nuestras preocupaciones e intereses por tener políticas holísticas, integrales que conecten producción agrícola con alimentos saludables, infraestructura rural con mayor oferta alimentaria y abatimiento de la pobreza, lo rural con lo urbano, producción local con consumo local y nacional, etcétera. Visión integral La nueva política alimentaria de Canadá tiene una visión de integralidad y la información con que se difundió señala que llega a alinearse con los objetivos de otras iniciativas y políticas federales de ese país, como la Asociación Canadiense de Agricultura, la Estrategia de Alimentación Heathy y la Estrategia de Reducción de la Pobreza. Asimismo, prevé la coordinación del gobierno con provincias y organizaciones no lucrativas para la creación de un Programa Nacional de Alimentos Escolares. Muestra así una visión que abarca la producción del campo; la atención alimentaria a niños y estudiantes y a personas que viven en espacios rurales de pobreza; la mejora en los estándares de calidad y sanidad –de por sí reconocidos en los mercados de exportación de este país–, y el reforzamiento de lo cultural, lo local y lo nacional en las elecciones de los consumidores, entre otros factores. Vale la pena destacar aquí algunas de las motivaciones de la nueva política canadiense de alimentación, expresadas en los mensajes con que se hizo pública.
Acciones específicas de la nueva política canadiense:
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