En una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, investigadores y profesores de universidades, centros de salud, centros públicos de investigación y de institutos nacionales de salud, solicitaron que sean revertidas las políticas de recorte presupuestal a la ciencia, tecnología, salud y educación.

Agrupados en el Movimiento ProCiencia, los académicos y científicos aseguraron que estos recortes no sólo han afectado las percepciones económicas del conjunto de trabajadores de estas áreas, sino también al desarrollo de programas de investigación.

La misiva, acompañada por más de 11 mil firmas, recogidas en una plataforma digital, fue entregada ayer en Palacio Nacional por un grupo reconocido de investigadores y académicos, quienes también se manifestaron con pancartas.

Esto (el recorte presupuestario) es preocupante y nos parece un grave error tanto de política pública como de una estrategia de desarrollo que busque superar los grandes retos de abatimiento de la pobreza y de impulso a la democracia que nuestro país requiere, señala parte del texto entregado.

Insisten en que se reviertan los recortes presupuestales y despidos que se han registrado en los Centros Públicos de Investigación –pertenecientes al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)– en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) y en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), entre otras instituciones de investigación y educa-ción superior.

Algunos de los académicos reconocidos y destacados que se hicieron presentes para entregar la carta fueron Marcia Hiriart Urdanivia, investigadora del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM; Antonio Lazcano, de la Facultad de Ciencias de la UNAM y miembro de El Colegio Nacional; Gabriela Dutrénit, investigadora de la UAM Xochimilco, y Marisela Méndez Armenta, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.

Todos ellos defendieron también el trabajo que desarrollan los investigadores en el país y pidieron modificar el discurso denostador que ha prevalecido en fechas recientes en contra de los científicos y académicos, a quienes en ocasiones se les presenta como miembros de una élite.

Destacaron asimismo la necesidad de asegurar que gradualmente se alcance una inversión de uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia y tecnología, tal como la plantea la misma legislación mexicana y las recomendaciones de organismos internacionales.

La carta fue entregada posteriormente a la Cámara de Diputados y al Senado.