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Negocios y empresas

El nuevo capitalismo chino

S

i entendemos por capitalismo aquella sociedad en la que se generalizan los intercambios de mercancías, incluyendo la fuerza de trabajo, China es el país capitalista más exitoso en estos momentos.

En cuatro décadas este país ha crecido cerca de 9 por ciento cada año, y aunque su ritmo ha bajado todavía no presenta signos de decaimiento. Es cierto que en algún momento vivirá una recesión, pero todavía se ve muy lejano ese ajuste.

El gran impulso que vive China se debe, en parte, a que hace 50 años se encontraba rezagada frente a Occidente. Sus niveles de pobreza eran muy altos y su tecnología muy deficiente. Sin embargo, la política del hijo único, la educación rigurosa, el tamaño del país y de su población y su gobierno meritocrático (basado en la filosofía de Confucio) han llevado a China a convertirse en una potencia internacional.

Hace 40 años se incorporó al mercado mundial con exportaciones a través de maquila, después fortaleció su mercado interno con el creciente consumo de más de mil millones de personas, el desarrollo de urbes modernas, la movilización de la población del campo a la ciudad y el impulso de la industria. Ahora pasa al desarrollo del sector servicios, de la tecnología de punta en telecomunicaciones, en sistemas, en inteligencia artificial y en investigación de todo tipo, como es el caso de la biotecnología.

Entre sus programas internacionales destaca su Nueva Ruta de la Seda para integrarse a la globalización con financiamiento y la construcción de puertos, ferrocarriles, carreteras, puentes, oleoductos, centrales eléctricas y servicios de telecomunicaciones en Asia, Europa, África y, en menor medida, América Latina.

El otro gran proyecto global en que está metido es la 5G o la siguiente generación de la red de telecomunicaciones, en la cual Estados Unidos le pone todo tipo de trabas, porque quien mantenga el control de Internet y de las telecomunicaciones dominará el mundo.

China tiene la ventaja de la estabilidad y continuidad de su gobierno. Xi Jinping puede mantenerse en el poder hasta su muerte si así lo decide, de acuerdo con los estatutos del Partido Comunista, y tiene un proyecto muy sólido para la expansión de su país. Este proyecto político de largo plazo permitirá a China convertirse en la principal potencia mundial en los próximos años.