Incomprendido, agobiado, solitario y con la poética de vida plasmada en sus lienzos, Vicent van Gogh muere desconocido y con infinidad de obras donde exorciza su dolor, las cuales resguardan su hermano Theo y su cuñada Johanna Bonger.

En la obra Vincent, girasoles contra el mundo, escrita e interpretada por Mario Iván Martínez, que se monta en el Centro Cultural Helénico, el actor reconstruye los pormenores de la vida del pintor con una mirada personal, alejándose del mito, acercándonos al hombre con sus virtudes y flaquezas, con sus obsesiones e inagotable inquietud poética.

En escena, Martínez encarna a ambos hermanos, que pese a sus diferencias se aman de manera entrañable. El intercambio de cartas nutre y acerca la relación pese a las distancias. Vicent, Theo, Johanna Bonger y el pintor Paul Gauguin acaparan la atención en la vida del artista que sobrevive pese a que no se venden sus obras. En el amor tampoco es correspondido por Kee -su prima hermana- por quien sufre y casi enloquece al ser rechazado de manera tajante; mientras Sien, su amante quien ejerce el oficio más antiguo del mundo, ofrece un respiro a su alma acongojada, a pesar de la oposición de la familia.

No vivo para mí mismo, sino para la generación venidera, dice el artista holandés cobijado en varias escenas con videos, así como la proyección de imágenes de algunas de sus obras más emblemáticas y coloridas. Puedo existir sin el buen Señor, pero no puedo, sin torturarme, dejar de lado algo más grande que yo, que es mi vida, la capacidad de crear.

El montaje, que se creó luego de tres años y tras el viaje de Martínez para enriquecer su trabajo en Francia, Holanda e Inglaterra, es dirigido por Luly Rede y acompañado en escena por Paula Comadurán y Fernando Memije. Vincent, girasoles contra el mundo, se presenta en el Centro Cultural Helénico (avenida Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn), con funciones los lunes a las 20:30 horas.