Las finales entre campeones, última colecta en EU
la Federación Mexicana de Futbol sólo le resta transferir los partidos de la Liga Mx a Estados Unidos; ganas no le faltan (se le hace agua la boca), pero por el momento se resigna. La afición futbolera de México es un cero a la izquierda, desdeñada y hecha a un lado porque económicamente no significa nada. La que vale, la que deja utilidades, es la del otro lado del río Bravo.
Los federativos hicieron oficiales los partidos de la última colecta de dólares: la Supercopa y el Campeón de Campeones que disputaron jugadores de piernas tiesas, recién llegados de la pretemporada. El público dejó en claro que el choque América-Tigres era el mejor de la doble cartelera en el Dignity Healt Sports Park. Cruz Azul no llenó el pequeño coso, pero se aprovechó del disminuido Necaxa para hacerse de un trofeo; desde luego, cambiaría 10 de esos por uno de liga.
Y hurgando hasta el fondo de la chistera salió a luz entre fanfarrias algo más audaz: el Campeón de Leagues Cup, preludio de una mezcla superior fácil de imaginar. Cruz Azul, Xolos, América y Tigres (desplazados quedaron los alicaídos Chivas y Pumas) serán los primeros sparrings para que Chicago Fire, Galaxy, Houston Dynamo y Real Salt Lake busquen mejorar su nivel.
En ese salto extra fronteras, la dupla Televisa-Tv Azteca sufrió una lógica metamorfosis, cayó el más débil y ahora la dueña del show y del balón es Televisa-Univisión, por tanto, la entrega del Balón de Oro para lo mejor de la Liga Mx se celebró entre luces, plumas y lentejuelas por cuarta ocasión en Los Ángeles, un remedo del original Balón de Oro que organiza la revista France Football en París… La lucha se hace.
Hacia el torneo Apertura 2019 las cosas cambiarán muy poco; la única incertidumbre es la carta de presentación que hará el Atlético San Luis, con el respaldo del Atlético de Madrid, cuyos directivos ya navegan como peces en el agua en el pantano de la Liga Mx. Asimismo, hay expectativa por ver en el máximo circuito a los Bravos de Ciudad Juárez, cuyos refuerzos fueron –contra lo esperado– más bien discretos.
Dominantes seguirán siendo Tigres, Monterrey, América y Cruz Azul. Los equipos regios no consideraron necesario ir por refuerzos ante la depresión que afecta a los otros clubes. América firmó a Giovani dos Santos, quien podría sumarse a los fiascos que son Nicolás Castillo y Jérémy Ménez, mientras La Máquina fue a Su-damérica por Pol Fernández y Juan Escobar, pero aún deshoja la margarita por Lucas Cavallini.
Los que tienen buena perspectiva son Xolos, que amarró nueve refuerzos, siete de ellos ya enrolados en la Liga Mx, empezando con los procedentes de su socio Querétaro: Camilo Sanvezzo y Jorge Rojas. Otro que aspira a renovar bríos es el León, recibió de su hermano Pachuca a Ismael Sosa, y agarró al mejor de la disuelta manada: Leonardo Ramos. Necaxa también se nutrió de ocho elementos y de nuevo es aspirante.
Los clubes pobres continuarán con el rosario y el ábaco en la mano, sufriendo, porque ninguno de los abocados al descenso se fortaleció con real opción para salir del atolladero, a pesar de que varios, con Chivas a la cabeza, se jactan de haber enriquecido sus plantillas. Todo se reduce a un par de regresos: Oswaldo Alanís y José Antonio Rodríguez, así como el arribo del Pollo Briseño y, desde luego, de Oribe Peralta.
En marcha está la restructuración del Atlas de Alejandro Irarragorri. Ahí tampoco hubo derroche de dinero, pero, para iniciar con el milagro
rojinegro echó mano de su otro equipo, el Santos, y pasó tres jugadores al feudo Zorro: Jesús Angulo, Hugo Nervo y Javier Correa. Sus refuerzos foráneos son Mauricio Cuero, Camilo Vargas y Manuel Balda. Nada espectacular.
El equipo del Pedregal es una incógnita de la mano de Míchel. Gallos Blancos tiene seis altas, ninguna como para llenar los botines de Sanve-zzo. El Puebla admite que su máxima aspiración será estabilizarse a la mitad de la tabla. Y el Veracruz espera un milagro. La Liga femenil arrancó fría, este lunes pinta mejor. El reto para el arbitraje y las modificaciones al reglamento será, una vez más, unificar los criterios de los nazarenos.