l Departamento del Trabajo de Estados Unidos anunció la semana pasada que en junio se crearon 240 mil empleos, lo que representa un incremento tres veces mayor al reporte correspondiente a mayo.
En la misma semana se informó que la economía ha tenido un crecimiento sostenido por 121 meses consecutivos. (No hay que olvidar que las bases de ese suceso datan de 2008 cuando Barack Obama rescató a la economía de su mayor crisis después de la de los años 30)
Trump celebró la noticia y no desperdició la oportunidad para advertir que era una muestra de sus atinadas
decisiones en materia económica. Sin embargo, el júbilo del mandatario fue matizado por diversos especialistas cuando advirtieron que tal crecimiento enmascara una realidad no tan plausible.
El crecimiento ha beneficiado solamente a 10 o 15 por ciento de la población de mayores ingresos que ha recibido 80 por ciento delas ganancias de dicho crecimiento. La desigualdad es la que ha predominado en ese aspecto. Un ejemplo son los gerentes o directores de empresas cuyo salario es mil veces más alto que él de quienes trabajan en o para sus empresas, afirmaron los economistas Heather Boushey, presidente del Washington Center for Equitable Growth, y Matthew Slaughter, decano de la Escuela de Negocios Tuck, entrevistados en la cadena oficial PBS.
El agravante es que la tasa de los impuestos que pagan esos trabajadores es igual, y en muchos casos más alta, que el sector de mayores ingresos. El multimillonario Warren Buffet mencionó en alguna ocasión que le parecía absurdo que él pagara igual o menos impuestos que su secretaria, situación que se repite en multitud de casos.
La desigualdad también se caracteriza por su distribución en diversos sectores de la economía, ya que aproximadamente 50 por ciento de la fuerza laboral corresponde a los servicios, el comercio y la agricultura, sectores en los que el empleo suele ser de tiempo parcial e inestable. (NYTimes con datos del Departamento del Trabajo) El resultado es que un trabajador en esos sectores debe trabajar dos y hasta tres turnos para poder sobrevivir.
Esa es la razón principal de que el desempleo haya llegado a su nivel más bajo en 50 años. Un dato poco conocido que aparece en la información oficial es que por lo menos 7.2 por ciento de la población, la mayoría sin haber terminado la educación media, trabaja en el sector informal y en empleos de tiempo parcial en los que no tienen prestaciones, seguro médico, etcétera.
Las estadísticas son evidentes y demuestran, sin lugar a duda, que desde hace varias décadas el crecimiento económico ha sido desproporcionadamente más alto que el salario, al que ha dejado muy rezagado. Para conocer en forma correcta a quienes ha favorecido el crecimiento económico, la estimación del repunte en el ingreso debería tomar como base a las familias en forma individual y no como un agregado del ingreso de toda la nación, según han puesto de relieve Boushey y Slaughter, y también otros especialistas.
Tal vez sería mucho esperar que Trump entendiera esas sofisticaciones económicas, pero es la realidad enmascarada por las mentiras y demagogia con la que su maquinaria de propaganda confunde y engaña a buena parte de la población.
Hay que recordar que si bien los problemas sociales y el deterioro en las relaciones con otras naciones son elementos que norman el criterio de los electores, sin duda la economía ha sido el criterio que más ha influido en el ánimo de los estadunidenses a la hora de votar. Por ello, de no mediar una estrategia para evidenciar la distorsión que se esconde en el mito del suceso económico que Trump pregona, será difícil evitar que logre su relección.