Creciente riesgo
ucedió lo inevitable: cumplido el plazo de seis meses desde que Estados Unidos abandonó el Tratado de Fuerzas Nucleares Intermedias, Rusia hizo lo propio esta semana, con lo cual este tipo de armamento de corto y medio alcance ya no tiene impedimento legal para ser instalado de nuevo en Europa, donde en tiempos de la llamada Guerra Fría, la primera, los desplegaron la Unión Soviética y los países de la OTAN.
Otra herramienta esencial del desarme nuclear –el Tratado de Reducción de Armamento Estratégico–, cuya vigencia vence en 2021, puede acabar igual de mal, dado que Rusia y Estados Unidos aún no comienzan a negociar su prórroga para los siguientes cinco años. Al margen de las ya habituales acusaciones recíprocas de violar los términos pactados, Washington quiere incorporar a Pekín en un nuevo acuerdo, propuesta que no entusiasma a Moscú, decidido a que Rusia sea reconocida como la única contraparte de Estados Unidos en el tema del armamento nuclear.
No menos grave es que las armas nucleares tácticas –las bombas atómicas transportadas por aviones– carecen de un documento que prohíba su uso, más allá de las muestras de buena voluntad que se hicieron en el pasado como suprimirlas del equipamiento operativo de los ejércitos y guardarlas en bodegas, así como el retiro voluntario de esas bombas en Europa: al desaparecer la Unión Soviética, Rusia las sacó de los países del Pacto de Varsovia, Ucrania, Bielorrusia y Moldavia, en tanto Estados Unidos hizo lo mismo de Gran Bretaña y Grecia.
Ahora la confrontación vuelve a primar. Estados Unidos –que no confirma ni desmiente que tenga armas nucleares en otros países– según informaciones extraoficiales conserva cerca de 200 bombas atómicas en siete bases militares en Europa occidental y Turquía. Por su parte, también de acuerdo con versiones, Rusia posee entre 3 y 5 mil bombas de ese tipo y rechaza comenzar cualquier negociación al respecto, mientras Estados Unidos no acepte incluir las bombas que acumula en su territorio.
El riesgo de que estalle un conflicto nuclear irá en aumento mientras Rusia y Estados Unidos no retomen la senda del control y reducción del armamento nuclear, aunque hoy por hoy ni siquiera parecen dispuestos a firmar una declaración conjunta que exprese el convencimiento de que es imposible ganar una guerra nuclear.