Wernher von Braun decía que la ciencia no tiene dimensión moral; ni la dictadura ni la democracia impidieron realizar su sueño de llegar al espacio
Viernes 5 de julio de 2019, p. 2
Berlín. El primer alunizaje del hombre hace 50 años no sólo fue un triunfo de Estados Unidos, sino también una victoria personal del fabricante alemán de cohetes Wernher von Braun (1912-1977).
A los 17 años, Von Braun escribió Lunetta, visionario relato de ciencia ficción en el que ya se perfilaba su sueño de construir cohetes para llegar al espacio.
Para el controvertido genio no había medios que no fueran adecuados para concretar ese sueño. La ciencia en sí misma no tiene una dimensión moral
, señaló en una ocasión.
La vida de Von Braun está dividida en dos. Hay fotos que lo muestran hasta 1945 con Adolf Hitler y otros líderes nacionalsocialistas.
Hay otras en las que está junto a presidentes estadunidenses, como Dwight D. Eisenhower y John F. Kennedy, o posando al lado del dibujante Walt Disney.
Wernher von Braun nunca acepto que se frenara su ímpetu científico, ya fuera una dictadura o una democracia, y nunca admitió culpa por su pasado nazi. Estuvo toda su vida construyendo cohetes. Para quién, era secundario.
Desarrolló el arma milagrosa
En 1937, con 25 años, el aristócrata nacido en la antes provincia prusiana de Poznan (hoy territorio polaco) fue nombrado director técnico de una estación experimental del éjército en Peenemünde, en la isla Usedom en la costa báltica.
Allí dirigió el desarrollo del cohete V2, el arma milagrosa
con la que Hitler esperaba pasar a la historia en la fase final de la Segunda Guerra Mundial.
En una ocasión, Von Braun le mostró al dictador alemán una película sobre el lanzamiento de un cohete. Éste quedó tan entusiasmado que comenzó a imitar ruidosamente las explosiones
, recordaba Von Braun.
En 1943, la producción alemana de cohetes se trasladó a un sistema de túneles de Turingia para protegerla de los ataques aéreos. Albergaron la mayor fábrica de armamento subterránea de la Segunda Guerra Mundial.
El campo de concentración de Mittelbau-Dora, anexo al de Buchenwald, fue construido para albergar a los trabajadores que producían las armas. La mayoría de ellos eran prisioneros del segundo, seleccionados por el propio Von Braun.
El profesor Von Braun pasaba por delante de los montones de cuerpos apilados, tan cerca que casi llegaba a tocarlos
, testificó un superviviente.
En 1944, cuando la derrota de la Alemania nazi ya era inevitable, Von Braun fue arrestado brevemente por la Gestapo tras una disputa con Heinrich Himmler, mano derecha de Hitler y jefe de las fuerzas de élite SS.
Poco antes del final de la guerra, Von Braun puso a salvo los documentos más importantes de la investigación alemana sobre cohetes. Con éstos pudo comenzar a negociar con los estadunidenses, inmersos ya en una carrera con los soviéticos para conseguir información sobre las tecnologías desarrolladas por los nazis.
En un informe escrito entre mayo y junio de 1945, Von Braun ya había prometido a Estados Unidos la llegada a la Luna, poniéndose al servicio de las fuerzas estadunidenses junto con 115 miembros de su equipo de científicos.
El 18 de septiembre de 1945, voló a Estados Unidos. Cuando regresó dos años después a Alemania para contraer matrimonio, estaba estrictamente custodiado por los estadunidenses, que temían que fuera secuestrado por la Unión Soviética.
A principios de los años 60, los alemanes ocupaban todos los puestos de jefe de departamento en el Centro de Investigación de Cohetes.
En el desierto de Texas y más tarde en Huntsville, en Alabama, Von Braun continuó su trabajo de forma tan fluida que su centro de investigación fue llamado extraoficialmente Peenemünde Sur
.
Primer misil de alcance medio
Allí desarrolló el primer misil nuclear de alcance medio, otro proyecto de armamento. Su biógrafo Johannes Geyer afirma: al igual que en la Alemania nazi, Von Braun colocó hábilmente su sueño de construir un supercohete en el contexto político-militar
. Era el apogeo de la guerra fría.
Con el fin de obtener financiación y apoyo político para su centro de investigación, Von Braun comenzó un trabajo activo de relaciones públicas. Su elocuencia, su encanto y su deslumbrante aspecto lo hicieron famoso rápidamente.
Además, cuatro meses después del impacto causado por el lanzamiento del satélite ruso Sputnik, el ingeniero alemán lanzó en 1958 el primer artefacto de ese tipo estadunidense a la órbita terrestre.
En el lanzamiento del Sputnik también participaron investigadores alemanes: se trataba de un grupo en torno a un antiguo colega de Von Braun, Helmut Gröttrup (1916-1981).
Éste había trabajado primero en la zona de ocupación soviética, pero luego fue deportado a la Unión Soviética en 1946 con unos 5 mil ingenieros y sus familiares. Ellos también desarrollaron los cohetes V2.
El cerebro soviético, sin embargo, no era un alemán, sino el desarrollador jefe de origen ucranio Sergei Korolyov (1907-1966), cuya identidad se mantuvo en secreto de por vida. Los estadunidenses sólo lo conocían como Sr. X
.
Tras el lanzamiento del Sputnik, cuando el Comité del Premio Nobel preguntó a Moscú a quién podía conceder el galardón por esta proeza, el jefe de Estado Nikita Jruschov respondió que se trataba de un logro general del pueblo soviético.
La carrera por posar a un hombre en la Luna se convirtió en un enfrentamiento entre las superpotencias. En Estados Unidos, Von Braun desarrolló para la agencia espacial NASA el lanzador Saturn, necesario para el despegue.
También le hubiera gustado construir la cápsula Apolo para los astronautas, pero este proyecto fue cedido al Centro de Naves Espaciales Tripuladas en Houston.
Poco después del alunizaje, el gobierno de Estados Unidos redujo de forma radical el programa espacial, inmensamente caro, porque el objetivo político –la victoria propagandística sobre los soviéticos– ya se había alcanzado y el interés público se había debilitado claramente.
Wernher von Braun, decepcionado, se pasó al sector privado. En 1977, el hombre cohete
murió de cáncer a los 65 años.