os paisanos se han convertido en uno de los pilares más sólidos de la economía mexicana, con todo y que ésta, más razones de violencia e inseguridad, los expulsa de su tierra ante la ostentosa falta de oportunidades. A estas alturas el envío de remesas ocupa la primera posición en la captación mexicana de divisas contantes y sonantes, que llegan al país sin condición alguna.

El más reciente informe del Banco de México da cuenta de lo anterior y subraya, una vez más, que el ingreso de divisas producto de remesas provenientes de Estados Unidos tuvo en mayo de 2019 un nuevo registro histórico, impulsado por la incertidumbre entre los trabajadores mexicanos debido a la retórica antiinmigrante en ese país, lo que indujo un mayor número de operaciones. (La Jornada, Julio Gutiérrez).

Así, en mayo del presente año las remesas sumaron 3 mil 203 millones de dólares, cantidad 1.5 por ciento mayor a la reportada en el mismo periodo de 2018, y una cifra récord para un mes desde que existe registro de este flujo de capitales al país, según el BdeM. Entre enero y mayo de 2019, el monto acumulado de remesas fue de 13 mil 724.33 millones de dólares, lo que representó un incremento de 4.74 por ciento en comparación con el mismo lapso del año pasado, cuando la cifra fue de 13 mil 103.78 millones de dólares, rubro que también representa un nuevo máximo histórico. (ídem).

Semanas atrás, la cúpula empresarial reunida con el presidente López Obrador prometió que en 2019 invertiría internamente alrededor de 32 mil millones de dólares, monto ligeramente inferior al acumulado que los paisanos enviarían por remesas a lo largo del presente año, con la diferencia de que la primera exige garantías de toda naturaleza para sus dineros, mientras los segundos no condicionan absolutamente nada, salvo que los dólares por ellos remitidos lleguen puntualmente a sus familias.

Año tras año los barones prometen y prometen inversiones multimillonarias, sin que exista puntual registro de que en realidad las concreten. En cambio, con las remesas enviadas por los paisanos la llegada y el uso de ese dinero es transparente, sin olvidar que algunos de esos barones prometedores hacen pingües negocios con los recursos de los expulsados de su tierra.

Según lo publicado por La Jornada, el creciente envío de remesas por parte de los paisanos podría estar influido, al menos en parte, por una mayor incertidumbre entre los migrantes acerca de su situación legal, induciendo un mayor número de operaciones. Sin embargo, la desaceleración en la actividad podría estar repercutiendo en el empleo y, por ende, en el monto promedio enviado. La retórica antimigratoria en Estados Unidos está cambiando gradualmente la dinámica del flujo de remesas, comentó el Grupo Financiero Banorte.

Pero, la estadística del BdeM revela que a lo largo de los años el envío de remesas ha crecido de forma sostenida, con todo y leyes antinmigrantes, muros, xenofobia, persecución, violación de los derechos humanos y demás salvajadas cometidas por el gobierno estadunidense contra los mexicanos que buscan mejores oportunidades de vida allende la frontera norte.

Por concepto de remesas de enero a mayo de 2019 ingresaron al país 13 mil 724.33 millones de dólares, monto que se aproxima, por el mismo concepto, al captado en todo el sexenio salinista, cuando el promedio mensual de envíos fue de 221 millones de dólares, en números cerrados. A estas alturas, tal promedio es de 2 mil 745 millones.

En el recuento –de Salinas a López Obrador– México captó más de 451 mil millones de dólares en remesas, o lo que es lo mismo el equivalente a cerca de 40 por ciento del producto interno bruto mexicano a precios actuales.

Las rebanadas del pastel

Puede ser casualidad, aunque en estos menesteres nunca las hay, pero desde que se conoció el sólido cuan antiético vínculo entre el fiscal Gertz Manero y el abogánster Coello Trejo, el candente asunto de Emilio como que pasó a la congeladora. ¿O no?

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