Cultura
Ver día anteriorDomingo 23 de junio de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Anacristina Rossi ofrece un canto en favor del placer femenino

La escritora da a conocer Tocar a Diana, una novela que no quedará bien ni con Dios ni con el diablo

Foto
▲ Para Rossi, el surgimiento del #MeToo es importante porque permite a las mujeres sacar recuerdos de cuando no pudimos defendernos.Foto Daniel Mordzinsky
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de junio de 2019, p. 2

La novela Tocar a Diana es un canto en favor del placer femenino, consensuado y múltiple, contra lo que se ha creído que las mujeres deben ser, sostiene la escritora costarricense Anacristina Rossi, en torno a su libro publicado recientemente por Alfaguara.

Es polémico lo que estoy diciendo. Esta novela no va a quedar bien ni con Dios ni con el diablo, pero habla de algo que sucede en dos sentidos: el del erotismo femenino que sucede y se calla, y el de los secretos de familia, dice Rossi en entrevista con La Jornada.

La narración aborda la vida de Diana, provista de una sexualidad muy potente, y una trama que se acerca al thriller por la investigación de un hecho que interfirió en varias existencias. Una historia que parte de una necesidad de explorar el placer hasta sus últimas consecuencias, dice la autora.

Si la mujer se quita todas las inhibiciones de la Iglesia, de la sociedad, de ser una mujer buena, de no ser infiel, sus verdaderos deseos son más fuertes que los de los hombres, afirma.

La protagonista, agrega Anacristina Rossi (San José, Costa Rica, 1952), sólo puede desear si hay alguien con quien está enamorada. Puede hacer el amor a otros hombres pero sólo como un acto de ofrecimiento a su pareja. Incluso con esos otros varones puede desarrollar un cariño, pero no es amor.

La autora refiere que se trata de un texto autobiográfico en gran medida, que escribió hace unos 25 años y guardó cuando “una amiga feminista me dijo ‘no vas a publicar eso, es pornografía’”, años más tarde un amigo le dijo que esa novela erótica fantástica, fuertísima, es el momento de sacarla, porque los prejuicios ya no son los mismos.

Sin embargo, Anacristina Rossi menciona que tuvo miedo de publicarla en España, pues campeaba lo ocurrido con La Manada (cinco hombres fueron acusados por violar a una joven durante las fiestas de San Fermín y hallados culpables de violación). “Dirían: ‘Diana muestra que a las mujeres les encanta con varios hombres a la vez y son unas hipócritas’”.

Rechaza que sea la misma situación, pues en “lo de La Manada fue forzado. Diana lo busca y ella lo quiere. A veces lo busca y no sabe por qué. Se le mete el diablo. La parte de thriller es tratar de ver quién es el diablo.

“Al contar esta historia yo pretendía también poder cortar dentro de mi familia algo que se dio y no sé si se sigue dando en algunas ramas de ella. No sé si soportarán leerla, pero tenía que jugármela porque viene de generaciones. Mi padre, cuando le conté la historia, como en la novela, dijo: ‘Ajá, mi papá y el abuelo tal y tal’. Son cadenas que vienen de muy atrás y se repiten. El que es torturado tiende a torturar”.

Rossi destaca lo ambiguo de ese legado porque por un lado es muy dañino, pero por otro despierta en Diana caminos que la llevan a descubrir cosas maravillosas. Propongo el dilema de qué hace uno cuando eso pasa. Concluye: “Tocar a Diana no es pornografía. Es un lenguaje poético, delicado, está acompañado de mucha ternura y preocupación pero para cierto feminismo moralista puede ser demasiado”.

En torno al surgimiento del #MeToo, explica que es importante porque permite a las mujeres sacar de su memoria cosas que les han pasado, los recuerdos de cuando no pudimos defendernos para que la sociedad vea lo que sufrimos, a lo que estamos expuestas y terminar con la imposición del macho.

Aunque, ¿dónde queda la seducción?, se pregunta Rossi. “El problema es que ese feminismo hace creer que todos los hombres son malos y que seducir es malo y que no se puede dar un beso si no te digo antes: ‘¿podría darte un beso?’ ¡Qué cosa más poco erótica!”