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Chicuarotes, tragedia que acaba en carnaval: Gael García
 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de junio de 2019, p. 6

Chicuarotes es un gentilicio regional para los oriundos de San Gregorio Atlapulco, uno de los pueblos originarios de Xochimilco, alcaldía en la Ciudad de México. Es un paraíso con naturaleza anfibia, como los axolotes, animal endémico de la zona lacustre del valle de México, el cual se encuentra en peligro de extinción.

El sitio da lugar a una tragedia casi griega adornada como si fuera carnaval. Se trata de Chicuarotes, cinta dirigida por Gael García Bernal, quien comenta a La Jornada: Es una fábula que trata de encontrar esperanza, pero sin una respuesta moral, porque no hay chamanes con una respuesta única, ni en el arte ni en la política.

Gael concreta esta película luego de 10 años, cuando el guion de Augusto Mendoza llegó a sus manos mediante unos amigos. Avatares, falta de recursos y hasta el temblor de 2017 retrasaron la realización de esta historia. Ahora, cabalga sola luego de tener un exhibición en el pasado festival de Cannes. Se estrena el 27 de junio en salas de México.

Chicuarotes trata la pérdida de la inocencia. La narrativa de que hay que escapar de un lugar y el boleto para hacerlo es el dinero. Y, ¿qué nos lo dará?, pues secuestrar a alguien, revela Gael.

Situación límite

La historia, asegura, debería ser un funeral, pero terminó siendo un carnaval en medio de la falta de esperanza en los jóvenes del lugar. Queríamos atestiguar este momento crítico al que hemos llegado, en el que una posibilidad para salir adelante es privar de la libertad a un niño.

En la cinta, dos adolescentes buscan alejarse de las circunstancias opresivas en las que viven. Se enteran de la oportunidad de comprar una plaza en el Sindicato Mexicano de Electricistas, lo que concretaría su éxodo, pero lo que logran es sentir el cercano mundo criminal.

Sólo son unos chavos que desean salir de su pueblo, que es como un paraíso echado a perder y que tiene el potencial para ser uno de los mejores lugares para vivir, afirma el director.

–¿México puede ser un paraíso?

–Es algo que toca a nuestra generación transformar, vivir, porque estamos en un derrape constante, en una curva acelerada en la que todo está en juego. Todos los días hay una situación límite. Por un lado es fascinante, pero también es agotador, y es fácil tirar la toalla.