ace unos días, un alto directivo de una empresa de televisión mexicana me compartía su preocupación por el hartazgo real del público ante la gran cantidad de noticias negativas en los medios de comunicación.
“No podemos continuar saturando a la gente con tanta violencia –me confiaba–. Estamos vendiéndoles miedo, angustia, depresión. Y hemos empezado a percibir rechazo hacia nuestros contenidos, pero también hacia los de otros medios, no sólo electrónicos, sino también impresos.
La gente ya no quiere enterarse de tragedias. Prefiere buscar otros contenidos que les permita transitar el día con mayor tranquilidad, en un estado de ánimo mucho más sano, positivo. No se trata de no informar o de maquillar lo que acontece, pero en la empresa ya estamos buscando alternativas que aligeren la vida de las personas
.
Y tiene razón. No solamente en México, sino en el mundo entero, los consumidores de noticias sufren una saturación de informaciones negativas que alientan el malestar colectivo.
De acuerdo con una reciente publicación NeimanLab, de la Universidad de Harvard, el repudio a los contenidos de medios de comunicación ya no es solamente la desconfianza
sobre la veracidad de sus informaciones, como se expresaba hasta hace algunos años, sino las sensaciones de estrés, ansiedad, agotamiento, miedo, que éstas dejan en los consumidores de noticias.
El hartazgo de estos consumidores no es culpa exclusiva de los medios de comunicación tradicionales. Según el estudio en cuestión, la saturación proviene también de los medios digitales, particularmente de los teléfonos celulares y los dispositivos móviles, ya que esa conectividad repercute en que los usuarios tengan mucho mayor acceso a la información al momento, cuando lo deseen, a cualquier hora, en cualquier sitio, gratuitamente… y todo integrado en un aparato de bolsillo.
Sin embargo, esos dispositivos ofrecen al mismo tiempo otras alternativas más amables. Tienen a la mano memes, fotos y entretenimiento en general, lo cual –dice el estudio de NiemanLab– hace consumidores más felices. Y las noticias, seguro habrán notado, hoy no son grandes generadoras de felicidad
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En la edición del Digital News Report 2019, del Reuters Institute y la Universidad de Oxford, se presenta un estudio sobre la evasión
de las noticias, es decir, el rechazo del consumidor a las informaciones negativas. En 2017, el promedio mundial de los consumidores que aceptaban evitar con frecuencia las noticias alcanzó 29 por ciento. Las cifras de este año sobre la evasión de noticias en el mundo llegó a 32 por ciento en promedio.
Estos datos, como ya lo comenté, comienzan a reflejarse en las audiencias de los medios electrónicos tradicionales, como la radio y la televisión, así como en la circulación de los diarios, que desciende dramáticamente en todo el planeta.
¿Por qué la gente evita las noticias?
, se preguntó en el análisis de los medios. Y la respuesta de 57 por ciento de los estadunidenses entrevistados fue que esas noticias pueden tener efectos negativos en su estado de ánimo
, en tanto que otro 35 por ciento dijo desconfiar de la veracidad de las informaciones.
Por si fuera poco, el público tampoco muestra demasiada preocupación por dejar de seguir las noticias de manera cotidiana, pues está consciente de que si la noticia es muy importante, ésta lo encontrará
y terminará enterándose de cualquier forma”.
En este contexto (que es fácilmente reproducible en la realidad de los medios mexicanos) el NiemanLab, de Harvard, concluye que el periodismo compite actualmente con diversas formas de medios, de contenidos informativos y de diversión en los teléfonos celulares. Como actores económicos racionales, muchas personas en el mundo deciden que pasa mejor su día, más tranquilas, sin los medios tradicionales
.
Y concluye con una pregunta, que es la misma que hoy se formulan los altos directivos de la televisora mexicana y que tendrían que estar revisando ya, en general, todos los medios del país: ¿Cómo podemos convencerlos (a los consumidores) de lo contrario?
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En México, los medios digitales son, con mucho, la principal fuente de noticias, particularmente por medio de los teléfonos inteligentes, seguidos por la televisión y la radio (que registran tendencias a la baja) y, muy atrás, los medios impresos, que continúan desplomándose.
Al parecer, los medios mexicanos siguen engolosinados en la inercia, bajo la clásica y cuestionable premisa de que las buenas noticias no son noticia
. Sus contenidos van repletos de informaciones perturbadoras. La violencia, la inseguridad y los escándalos de corrupción en el país fomentan, sin duda, la ansiedad, el miedo y la depresión. El rechazo a esa realidad ha empezado a darles la espalda y la mayoría no se ha dado cuenta.