Tren Maya para los mayas:
una perspectiva posible
Uno de los proyectos prioritarios del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es el Tren Maya con una inversión de $150 mil millones en los próximo 5 años para construir 1,525 kilómetros de vías y 15 estaciones, 13 de las cuales estarán en la Península de Yucatán (Cancún, Puerto Morelos, Playa del Carmen, Tulum, Felipe Carrillo Puerto, Bacalar, Calakmul, Escárcega, Ciudad Campeche, Mérida, Izamal, Chichén Itzá y Valladolid), una en Tabasco (Tenosique) y una en Chiapas (Palenque).
Se trata de un tren turístico, de carga y de pasajeros locales. El 95 por ciento del trazo pasa por derechos de vía ya liberados: vías del ferrocarril Palenque-Valladolid, carreteras y tendidos eléctricos.
El objetivo central es atraer el turismo de playa que llega al Caribe mexicano (14 millones de turistas por año, de los cuáles 8 millones son internacionales) hacia el interior de la península y a Chiapas (la mayor riqueza arqueológica, cultural y natural del mundo, en palabras del presidente López Obrador) con el objetivo de lograr un desarrollo socioeconómico y superar el rezago histórico de la región.
En torno a este megaproyecto han surgido voces y movimientos opositores en defensa del medio ambiente, de los derechos de las comunidades mayas y, en general, contra el modelo de megaproyectos típicos del neoliberalismo: concentración de los beneficios en pocas manos, despojo de los territorios y patrimonios territoriales de las comunidades campesinas e indígenas, depredación ambiental, polarización y exclusión social, destrucción de la cohesión social, mercantilización de la cultura y turismo depredador, entre otras consecuencias indeseables que han acarreado los megaproyectos en la Península y en otras partes del país y del mundo.
Más allá de la falsa disyuntiva de “Tren Maya si o Tren Maya no”, desde mi punto de vista los movimientos sociales deberían plantearse el problema de cómo el Tren Maya debe ser un megaproyecto con los mayas y para los mayas. Es decir, el desafío es incidir y acordar con el gobierno federal un megaproyecto alternativo, postneoliberal, de la 4T: el Tren Maya para los mayas.
A continuación propongo algunas ideas para la reflexión-acción al respecto.
Las comunidades mayas deben ser socias del proyecto, tanto como sujetos colectivos (ejidos y comunidades) como individuos.
Las comunidades mayas, por tanto, deben participar en el órgano de gobierno (consejo de administración) y consejos de supervisión del proyecto Tren Maya.
En cada estación con su respectiva área de influencia, deberá establecerse un plan de ordenamiento territorial participativo y su correspondiente Consejo de Ordenamiento Territorial Integral, tomando como referencia la experiencia de Cuetzalan, Puebla, y de acuerdo a la metodología desarrollada por el Cupreder, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Los lineamientos de dichos planes de ordenamiento territorial, podrías considerar, entre otros, los siguientes:
El porcentaje de los servicios turísticos que podrán ser proporcionados por empresas comunitarias mayas, para lo cual el gobierno federal establecerá un fondo de inversiones y de desarrollo de capacidades.
El porcentaje máximo de los servicios turísticos que podrá ser proporcionado por empresas privadas de capital nacional.
La definición de estaciones autorizadas para pernocta de turistas.
El establecimiento de la cantidad máxima de turistas por estación y por temporada, en función de la disponibilidad de servicios y del cuidado de los ecosistemas y sitios arqueológicos, tal y como se practica en sitios como Las Galápagos y Machu Pichu.
Garantizar servicios turísticos autosustentables en energía (energía solar, bioenergía), agua (captación de agua de lluvia, plantas de tratamiento) y tratamiento de la basura.
Infraestructura sustentable acorde con el entorno cultural y natural (altura máxima de construcciones, materiales permitidos, etcétera).
La prestación de los servicios turísticos en maya, además del español.
Medidas a tomar en el corto plazo
Como muestra concreta de la disposición de hacer del Tren Maya un megaproyecto de la 4T, el gobierno federal, las comunidades mayas y los movimientos sociales deberían asegurar el cumplimiento de las siguientes medidas en el corto plazo:
Establecer una moratoria a los procesos de privatización de tierras ejidales, frenando los procesos de especulación y despojo en curso. Un ejemplo reciente: en un ejido les compraron 2,180 hectáreas de uso común a $68 millones, es decir, a $31 mil por hectárea o sea a ¡3 pesos por metro cuadrado! Responsabilidad de Sedatu-PA-RAN.
Prohibir los cambios de uso de suelo con vegetación forestal a usos agropecuarios. Responsabilidad de Semarnat.
Hacer cumplir la prohibición de siembra comercial de soya transgénica en la Península de Yucatán. Enjuiciar a quienes han sembrado ilegalmente soya transgénica. Responsabilidad de Sader-Senasica-SNICS-Semarnat-Profepa-Fiscalía General de la República.
Prohibición de las fumigaciones aéreas de herbicidas por afectaciones a la salud humana y a la apicultura. Clausura de las pistas clandestinas. Responsabilidad de la Secretaria de Salud-Cofepris-Senasica-SCT.
Puesta en marcha de un programa prioritario de protección y fomento a la apicultura y a la milpa mayas. Responsabilidad de Sader.
Asegurar que los programas integrales de bienestar incorporen –de acuerdo a las normas de cada programa– a la totalidad de la población de las comunidades mayas. Responsabilidad de la Coordinación General de Programas Integrales de Desarrollo.•
|