Es una burda provocación
, protestan miles de colegas
Domingo 9 de junio de 2019, p. 21
Moscú. Por la mañana se dedicaba a recabar datos para documentar la corrupción de los intocables y por la noche montaba un laboratorio que ya hubiese querido tener Pablo Escobar para fabricar drogas que vendía de madrugada en las calles de la capital rusa. El periodista de investigación ruso Ivan Golunov, acusado por la policía de intento de tráfico de drogas, quedó en arresto domiciliario este sábado, tras ser hospitalizado brevemente, mientras sus seguidores denunciaban un caso montado en represalia por su trabajo.
Así de inverosímil es el caso con que la policía rusa –cumpliendo instrucciones de algún poderoso que se siente exhibido– quiere vengarse de Golunov, uno de los mejores reporteros de investigación de este país, arrestado el viernes anterior, en el centro de Moscú, en supuesta posesión de cinco sobrecitos con cerca de cuatro gramos de mefedrona, que él asegura le sembró
la propia policía.
Detenido con lujo de violencia, con todo tipo de violaciones de procedimiento, negando el cumplimiento de sus derechos más elementales como solicitar la presencia de un abogado o hacer una llamada telefónica, Golunov –reportero del portal noticioso Meduza– estuvo entre rejas 24 horas sin dormir ni comer, después de recibir una paliza.
Solicitó que lo viera un médico, finalmente llegó una ambulancia que, tras un examen preliminar, determinó que Golunov debía ser hospitalizado para verificar si tenía alguna costilla rota y conmoción cerebral, mientras la policía insiste en presentarlo ante un juez para que dictamine su situación jurídica y resuelva mandarlo a prisión preventiva.
Para hacer creíble el delito
del pretendido narcoperiodista la policía difundió por televisión fotografías de su laboratorio
, sólo que horas después tuvo que reconocer que no se encontró en el departamento de Golunov nada parecido, sino era para dar una idea de qué se le imputa: había, dicen, cinco gramos de cocaína y unas pesas.
Piedra en el pasado
Golunov no es la primera piedra en el zapato de quienes utilizan la policía para encarcelar a cualquiera que atente contra su impune tranquilidad ni será el último acusado de fabricar y distribuir drogas, pero sí es el primero que ha merecido un respaldo unánime de sus colegas.
Ya más de 4 mil periodistas rusos no dudan que Golunov es víctima de una burda provocación
y pusieron su firma en una carta abierta que exige su inmediata liberación. Otra petición a través de Internet, lleva más de 40 mil firmas de apoyo.
Para sorpresa de las autoridades desde el viernes no cesan los plantones individuales con carteles reivindicativos –dos personas, según la ley, ya requieren autorización que rara vez se concede– frente a la sede del Ministerio del Interior en Moscú en favor de la libertad del reportero, así como hubo protestas similares en San Petersburgo, Novosibirsk, Vladivostok, Perm y muchas otras ciudades de este país.
Los periodistas más famosos de Rusia, la Unión de Periodistas de Moscú y otras organizaciones gremiales, directores de periódicos e intelectuales, convencidos de que la persecución judicial de Golunov tiene que ver con su actividad profesional, demandan que la procuraduría general y el Servicio Federal de Seguridad investiguen las circunstancias de su detención.
Anton Kobiakov, consejero del presidente Vladimir Putin, prometió – en un receso del Foro Económico de San Petersburgo– estudiar el caso del periodista y recordó que en Rusia hay presunción de inocencia y alterar los hechos se castiga por ley.