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Se pone en riesgo la economía, reconocen en EU

Crece repudio a amenazas de Trump
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 4 de junio de 2019, p. 3

Nueva York., Desde el otro lado del Atlántico, durante la visita a la familia real de Gran Bretaña, Donald Trump repitió su orden de que México frene inmediatamente el flujo de migrantes y drogas, mientras sus secretarios reiteraron que el país vecino tiene que responder de inmediato para no enfrentar aranceles contra todo producto mexicano, ignorando con ello el repudio del sector privado estadunidense y de políticos de ambos partidos contra la amenaza de su presidente.

Como señal de buena fe, México debería frenar de inmediato el flujo de personas y drogas a través de su país a nuestra frontera sureña. ¡Lo pueden hacer si quieren!, tuiteó Trump desde Londres.

Mientras, la delegación mexicana de alto nivel que se trasladó a Washington inició su ofensiva diplomática dialogando tanto con sus homólogos en el gobierno de Trump como con otros sectores preocupados por la amenaza de imponer un arancel de 5 por ciento sobre todo producto mexicano importado a este país a partir del 10 de este mes, y elevarlo un porcentaje igual cada mes hasta llegar a 25 por ciento, para presionar a que México cumpla con su orden de frenar estos flujos.

Con Trump fuera del país esta semana, no queda claro qué tanto se pueda avanzar. Por ahora, estas interacciones diplomáticas supuestamente culminarán este miércoles en una reunión cumbre entre la delegación mexicana, encabezada por el canciller Marcelo Ebrard, y la estadunidense, con el secretario de Estado, Mike Pompeo (que hoy tiene programado regresar de Europa a Washington), al frente.

El secretario de Comercio, Wilbur Ross, tras reunirse con la secretaria de Economía, Graciela Márquez, se limitó a comentar que abordaron los próximos pasos y afirmó en un comunicado: reiteré el mensaje del presidente de que México tiene que hacer más para ayudar a Estados Unidos a abordar la migración a través de nuestra frontera compartida.

Por su parte, el secretario de Agricultura, Sonny Perdue, después de una reunión con su par mexicano, Víctor Manuel Villalobos, sólo informó que el enfoque de nuestra conversación fue qué podía hacer México para prevenir la implementación de las tarifas.

Aunque los representantes y subordinados de Trump no han fijado metas específicas de lo que esperan de México en el corto plazo, el canciller Ebrard descartó que México acepte un acuerdo para funcionar como tercer país seguro, algo que ha sido promovido por el gobierno de Trump desde hace meses.

Las otras demandas que se han expresado en los días recientes por el jefe del gabinete de Trump, Mick Mulvaney, y otros es que México demuestre mejoras en controlar el ingreso de migrantes en su frontera sur y mayor combate a organizaciones criminales de tráfico humano.

El coro de repudio por parte del sector privado de su país a la amenaza de Trump es cada día más fuerte. Después de que la Cámara de Comercio de Estados Unidos (la organización empresarial más grande del país) y el influyente Business Roundtable se pronunciaron en contra de la medida por sus efectos adversos para las economías de ambos países, se han sumado otras.

Ayer el Consejo de las Américas (con 230 empresas en el hemisferio como miembros) expresó que el uso de tarifas para abordar el tema migratorio es equivocado, y su presidenta, Susan Segal, afirmó que estos aranceles no sólo dañan las relaciones con el que ahora es el mayor socio comercial de Estados Unidos, sino que ponen en jaque a millones de empleos, dañan a consumidores estadunidenses y amenazan a la economía de Estados Unidos.

La Cámara de Comercio ha calculado que, sobre el total de unos 350 mil millones de dólares de bienes importados de México el año pasado, un arancel de 5 por ciento implica un impuestos de 17 mil millones sobre empresas y consumidores estadunidenses, y uno de 25 por ciento incrementa ese costo a 86 mil millones de dólares.

Otros expertos indican que algunos productos importados desde México contienen insumos estadunidenses hasta de 40 por ciento, y por ello el arancel supuestamente contra México se revierte a productos estadunidenses.

Esto ha nutrido una creciente alarma tanto en sectores productivos (industriales y agrarios) como financieros de que las múltiples batallas comerciales de Trump con México, China y otros países frenarán el crecimiento económico aquí e incluso podrían contribuir a detonar una recesión.

Más aún, según un par de investigaciones económicas, las tarifas que se han vuelto la arma económica favorita de Trump cancelarán los beneficios de su tan festejado logro de reducción de impuestos para estadunidenses de ingresos bajos y medios, reportó el New York Times.

En tanto, las bolsas de valores continuaron manifestando la preocupación y hasta pesimismo de inversionistas y especuladores sobre las maniobras comerciales de Trump. Economistas de Goldman Sachs ahora calculan que hay 70 por ciento de posibilidad de que los aranceles se implementen el 10 de este mes contra México y redujeron dramáticamente su pronóstico –de 60 por ciento a sólo 35 por ciento– de que el nuevo tratado comercial de América de Norte será ratificado este año.

Ante todo esto, hasta defensores de Trump cuestionan por qué su gobierno está arriesgando tanto, sobre todo si esto descarrila su supuesta prioridad de un nuevo acuerdo comercial de América del Norte, pero aún peor si frena el crecimiento económico en Estados Unidos justo cuando la vitalidad de la economía es la mejor carta política del presidente a inicios del proceso electoral (él anunciará su campaña de relección el 18 de este mes).